En un dramático giro de los acontecimientos, se ha revelado que semanas antes de la masacre que conmocionó a Maine, las autoridades locales habían recibido una alarma sobre el agresor. Según información compartida con CNN, la Guardia Nacional de Maine había solicitado a la policía local que investigara a un reservista tras recibir una preocupante advertencia de que "podría perder el control y cometer una masacre".
Oficiales de los departamentos del sheriff de los condados de Sagadahoc y Kennebec respondieron a la solicitud y trataron de contactar al hombre el 16 de septiembre, menos de seis semanas antes de las terribles masacres en un boliche y un bar. Los documentos oficiales indican que el sargento del condado de Sagadahoc llamó a refuerzos y trató, sin éxito, de hablar con el reservista. Además, recibió información inquietante por parte de la Guardia Nacional de Maine y la familia del agresor.
Según una fuente cercana a la revisión de bienestar, el sargento informó que, en el pasado, el hombre solía abrir la puerta de su casa con una pistola en la mano, fuera de la vista de quien estuviera afuera. La respuesta del oficial a esta situación planteó serias preocupaciones.
Posteriormente, el oficial recibió una carta de la Guardia Nacional en la que otro compañero de armas expresaba su inquietud de que el reservista "podría perder el control y cometer una masacre", según el informe relacionado con la revisión de bienestar.
El trágico desenlace llegó el miércoles por la noche, cuando el hombre de 40 años desató dos oleadas de disparos en Lewiston, Maine, cobrándose la vida de 18 personas en el Just-in-Time Recreation y el Schemengees Bar & Grille. Tras el pánico inicial, la comunidad vivió 48 horas de miedo y encierro hasta que el agresor fue encontrado el viernes por la noche, aparentemente fallecido a causa de una herida de bala autoinfligida, a unas 10 millas de distancia.
Los informes de CNN plantean nuevas preguntas sobre la falta de seguimiento para garantizar que este individuo no representara un peligro, a pesar de las claras señales de advertencia que las autoridades conocían y que ahora se detallan por primera vez.
En Maine, existe una ley de "bandera amarilla" que se puede utilizar para evaluar a individuos con acceso a armas de fuego. El primer paso es que las fuerzas del orden detengan a alguien que se considere peligroso y luego lo sometan a una evaluación médica. Después de un diagnóstico, un juez puede aprobar una orden para retirar temporalmente las armas de fuego, según lo establece la ley.
Según una fuente que habló con CNN, pareciera que se generó un informe de persona desaparecida tipo "File 6" por parte del sargento de Sagadahoc que trató de verificar la situación, pero no está claro si se tomaron medidas en cuanto al acceso del agresor a las armas de fuego. La fuente afirmó que el caso parecía haberse cerrado el 1 de octubre, 24 días antes de las masacres.
CNN comenzó a plantear preguntas sobre qué información tenían todas las fuerzas del orden en el estado sobre las amenazas y la condición de salud mental del agresor el jueves. Sin embargo, al ser cuestionado al respecto, el Comisionado de Seguridad Pública del Estado, Mike Sauschuck, respondió: "No responderé".