Por: Peter Bergen, analista de seguridad nacional
Los ataques militares en Siria liderados por Estados Unidos generan varias preguntas:
La primera, y la más básica, es ¿cuál es exactamente la política de Estados Unidos en Siria? El presidente Donald Trump dijo apenas hace dos semanas en un discurso en Ohio que Estados Unidos "saldría de Siria muy pronto". Ahora, Trump ha presidido una operación de bombardeo a gran escala dirigida contra varios objetivos en Siria, incluyendo Damasco, la capital siria.
¿Así que cuál es la política del gobierno de Trump? ¿Es que el líder sirio Bashar al Assad tiene que irse, la cual ha sido la política establecida de Estados Unidos, desde los primeros días de la guerra civil siria, con el presidente Barack Obama? ¿O es que simplemente el uso de armas químicas por parte de Assad es una línea roja, pero no mucho más?
La respuesta está lejos de ser clara. Cuando el presidente Trump anunció el viernes los ataques liderados por Estados Unidos él subrayó la segunda, mientras que su embajadora en la ONU, Nikki Haley, dijo antes esta misma semana que no había ninguna solución política en Siria con Assad en el poder.
Segunda, más allá de responder al uso de armas químicas por parte del régimen sirio, ¿tiene el gobierno de Trump un plan para proteger a los civiles sirios en una guerra que ha destruido gran parte de su país en los últimos siete años?
En la guerra, cerca de medio millón de sirios han muerto, de los cuales solo una pequeña fracción ha sido por las armas químicas. Durante la campaña, el candidato Trump promovió en ocasiones la idea de crear "zonas seguras" para los civiles sirios.
¿Es el siguiente paso para el gobierno de Trump la creación de dichas zonas? ¿Y cómo funcionarían? Dichas zonas requerirían de "zonas de prohibición de vuelos" ya que la fuerza aérea siria hasta ahora disfrutado de una superioridad aérea total, lo que le permitió lanzar armas químicas, "bombas de barril" y otras municiones más o menos a voluntad. Imponer dicha zona de prohibición de vuelo es complicado por el hecho de que hay un número considerable de aviones rusos que vuelan sobre Siria.
Tercera, ¿podría la loable preocupación de Trump por las bajas civiles causadas por las armas químicas en la guerra civil cambiar su opinión sobre los refugiados sirios que entran a Estados Unidos? Hasta ahora, el gobierno de Trump ha prohibido efectivamente la entrada de refugiados sirios a Estados Unidos, a pesar del hecho de que la mayoría son mujeres y niños.
Cuarta, ¿marcan los ataques un tipo de punto de retorno entre Trump y Rusia? El presidente ha sido reacio a criticar al presidente de Rusia, Vladimir Putin, aunque el viernes tuvo duras palabras para los rusos: "A Rusia le pregunto: ¿qué nación quiere ser relacionada con el asesinato en masa de hombres, mujeres y niños inocentes?".
Quinta, cuando el secretario de Defensa de Estados Unidos James Mattis habló en conferencia de prensa el viernes en el Pentágono dijo que la autorización legal para los ataques se encontraba en el Artículo 2 de la Constitución sobre la autoridad del presidente como comandante en jefe. Muchos expertos legales - así como varios miembros del Congreso - no estarían de acuerdo. Atacar objetivos del régimen sirio, a diferencia de objetivos de ISIS, no ha sido autorizado por el Congreso, que se supone debe aprobar las acciones militares de Estados Unidos, aunque los últimos presidentes han tendido a minimizar el papel del Congreso en dicha materia.
Sexta, ¿hay algo de "cortina de humo" en todo esto? Esta fue la acusación, adaptada de la película "Wag the Dog", contra el presidente Bill Clinton quien, en medio del escándalo de Monica Lewinsky, lanzó ataques militares contra campos de entrenamiento de al Qaeda en Afganistán en agosto de 1998, luego de un bombardeo de al Qaeda contra dos embajadas estadounidenses en África.
Como supuestamente dijo Mark Twain, "La historia no se repite, pero rima".
Fuente: CNN en español.com