Los niños bilingües de nacimiento poseen una mayor capacidad de concentración, así como de priorizar diferentes tareas a realizar (“executive control”), ya que esto es lo que hacen permanentemente cuando deben elegir entre un idioma y otro. En la imagen, familia ruso-germana en Alemania. Los padres, Tatjana y Andreas, son rusos. Los niños, Karolina (8) y el pequeño Alexander son bilingüe.
Existen diferencias cualitativas según el momento en que se aprenden los idiomas. Si se aprenden desde el nacimiento, al hablar cada uno de los idiomas se activa la misma región del cerebro. Mientras que si se aprenden más tarde, se activan regiones diferentes.
Desde temprana edad los niños pueden distinguir entre los dos idiomas, y contrariamente a lo que se creía, no existe un período de confusión entre las lenguas. Cuanto antes se empiece a aprender una lengua, más sencillo será el proceso de adquisición de la misma.
El principio propuesto por el lingüista francés Ronjat consistente en que cada persona hable una lengua y sólo esa con sus hijos, “funciona bien”, según Jürgen Meisel. Sin embargo “no es un dogma.
Es posible aprender hasta tres “primeras lenguas”. El sistema cognitivo permite aprender incluso más, pero no como “primeras lenguas”, ya que éstas requieren como mínimo en torno al 30 por ciento de la comunicación diaria del niño.
Fuente: DW.com en español