Lo de tener WiFi a 10.000 metros de altura tiene, aún en 2018, tintes que le hacen parecer un unicornio. La gran mayoría de los que han llegado lo han hecho con esos bonos gratuitos, minúsculos, que más que parecer dicho animal fantástico se asemejan a un potrillo famélico incapaz de soportar nada sobre su lomo. Las experiencias suelen resumirse en una velocidad irrisoria que apenas da para unos pocos minutos, que nos retrotrae a la época de los comienzos de internet doméstico. Si pasas por caja puedes estirar el chicle pero hacerlo, no nos engañemos, sale caro. Muy caro.
Pero, ¿cómo es posible que 14 años después de que Boeing pusiese en circulación el primer aeronave con conexión WiFi sigamos teniendo que conformarnos con el ‘modo avión’ en la gran parte de los trayectos? Se trata de una amalgama que incluyen factores económicos y factores técnicos que retrasan la adopción de esta tecnología.
Pues bien esto podría cambiar en Europa a partir del próximo verano. ¿Cómo? Con la puesta en juego de la EAN (European Aviation Network). Y esto… ¿qué narices es? Pues es una nueva red diseñada para proveer conexión para las comunicaciones en pleno vuelo.
Hasta 75 megas por segundo
El invento ha sido obra de uno de los principales jugadores del sector de los satélites, la firma británica Inmarsat. El primer cliente que hará uso de esta nueva infraestructura será el holding IAG, que aglutina a sus compatriotas de British Airways así como a Iberia, Air Lingus y a Vueling.
Los responsables del proyecto, en el que también está involucrado Deustche Telekom, llevan poniendo en órbita diferentes satélites desde septiembre de 2017. Todo para construir una red que prometen será capaz de ofrecer velocidades de descarga de hasta 75 megas por segundo. Esto supondria unas guarismos superiores a las conexiones de las que disfrutan algunos usuarios en sus casa. Además, desde la firma británica aseguran que este sistema está preparado para escalar progresivamente y ser capaz de ofrecer en el futuro 4G.
El wifi no cae del cielo
Pero aquí el wifi no cae del cielo. No únicamente, al menos. La EAN cuenta con un buen número de satélites para proveer de conectividad a los aviones pero también lo hace con antenas situadas en tierra.Y aquí es donde entra en juego Deutsche Telekom -la mayor teleco teutona- que ha recibido el encargo de desplegar, a lo largo y ancho de treinta países europeos un total de 300 estaciones base, que han tenido que ser especialmente diseñadas para estos fines.
La mecánica que incluyen los mástiles -obra a su vez de Nokia (el gigante de las redes, no la Nokia de los móviles, que son negociado de HDM)- son una pequeña obra de ingeniería capaz de proporcionar señal a un dispositivo que viaje en el interior de una cabina que está a 10 kilómetros de altura.
Y no hay que olvidar que se mueven a 1.200 kilómetros por hora. Según los responsables de Inmasart este sistema mixto permitirá evitar también los problemas de saturación cuando hay grandes picos de demanda, con varios vuelos en el entorno de un gran aeropuerto por ejemplo. “
Si hay un gran número de conexiones, hacer uso sólo de satélites ubicados a miles de kilómetros es un reto tecnológico mayúsculo”, aseguraban los responsables de Inmarsat durante la prueba hecha hace unas semanas en Barcelona, donde conectaron realizaron una vídeollamada para conectar con el pasaje de un vuelo en directo.n Este sistema, de antenas situadas en tierra firme, ya es utilizado en EEUU, donde las cifras oficiales estiman que ocho de cada diez vuelos domésticos o regionales ofrecen el servicio de wifi a bordo.
‘Actualizar’ los aviones
Pero aquí entra un problema adicional en juego. La actualización de las antenas. La mayoría de ‘jorobas’ de los aviones que operan en Europa (la fea antena que se coloca en la parte superior) están preparadas sólo para conexiones con satélite y necesitan de unos retoques para funcionar con la EAN.
El problema es que el ‘taller’ donde se hace esta instalación está en Francia. Esto supondría tener que desplazar allí la aeronave durante una jornada, dejándola fuera de servicio, sin trasladar pasajeros durante un día con la consiguiente pérdida. “Eso es algo similar a lo que ocurre actualmente que hay que llevarlo a Budapest”, explica Alfons Claver, responsable de comunicación de Norweigan, una de las aerolíneas que más fuertemente ha apostado por el wifi como reclamo en sus vuelos.
“Aunque la instalación sea cuestión de un día, hay veces que recibimos el avión en épocas de gran actividad y es imposible buscarle un hueco hasta pasados varios meses y eso lo retrasa”, añade el portavoz de la compañía, que ya dispone en 109 de sus 118 Boeing 737-800 (lo de corto y medio radio) de este servicio. “En abril pretendemos llegar al 100%”.
Tambores de guerra
Como decíamos, en Estados Unidos, 8 de cada diez vuelos disponen ya de wifi a bordo. El gran reto siguen siendo los vuelos intercontinentales, donde es imposible sembrar el mar de antenas. Sin embargo, para el sector Europa es todo un caramelito. 22.500 vuelos diarios. 500 millones de pasajeros al año. Unas cifras que, según la consultora CCS Insight, hacen que sea el espacio aéreo más activo del mundo. La ‘London School of Economics’ estima que el desarrollo de esta actividad podría suponer, en 2035, un auténtico pecio ya que el negocio podría alcanzar los 130.000 millones de dólares. Casi nada.
Unos cantos de sirena que han levantado el interés de otros actores de otros puntos del globo como Panasonic, que es el que más está empujando esta tecnología en el mercado oriental. Sin embargo, la que ha hecho sonar los tambores de guerra ha sido Viasat. Se trata de una compañía ‘yankie’ que denuncia que Inmarsat ha contado con la complicidad de las autoridades europeas para montar la EAN sin cumplir las normas. El punto en disputa parecen las licencias que otorgan ciertos países comunitarios. Desde Viasat, que amenazan con ir a los tribunales, sostienen que los permisos de los que disponía la empresa británica eran para el desarrollo de servicio relacionados con la telefonía móvil…pero terrestre. Así que estaría incurriendo en una ilegalidad.
Fuente: aeronoticias.com.pe
Michael Mcloughlin