Mandzukic, con un gol (2-1) en el minuto 109, hizo el milagro para Croacia. Los croatas, de nuevo remontando un 0-1 en tiempo reglamentario y de nuevo 'sufriendo' una prórroga, se metieron por primera vez en la final de un Mundial, superando ya el tercer puesto del 98. Heroico el esfuerzo físico que hicieron.
Un partido que tuvo tres fases: primer dominio claro de Inglaterra (y gol de Trippier en el 5'); letargo de ambos equipos (del 25' al 70'); y posterior dominio croata (con gol en el 68' y palo de Perisic). Las fuerzas estaban muy justas desde entonces.
El gol de Trippier venía a justificar una buena primera parte de los 'three lions', que se comían a los croatas con y sin balón. Trippier, un jugador de 'status' medio en la Premier al que Eriksen le deja tirar pocas faltas en el Tottenham. En esta semifinal, clavó, y con maestría, la primera que tuvo.
El dominio inglés no se acababa ahí, y Kane, primero, y Lingard, después, pudieron ejecutar una ventaja que hubiera parecido imposible para una Croacia en la que Modric no llegaba y Rakitic tampoco le acompañaba. Eran los ecos del cansancio de dos prórrogas en octavos y cuartos, si bien los ingleses también fueron a una en octavos (Colombia).
Inglaterra basaba su dominio del partido, que no de la posesión, en una fuerza física superior, sin duda. Los ingleses fluían por encima. Casi todos los jugadores ingleses han estado en Rusia por encima de su rendimiento habitual, o al menos, el que dieron hasta ahora en la Premier: Trippier, Maguirre, Pickford, Henderson, incluso Alli... Hay varias formas de ganar: una es que tus cracks estén a su altura (Francia); otra que, si no tienes apenas cracks, todo el equipo rinda por encima de lo mostrado hasta ahora ('England').
Fuente: Marca.com