Ana Julia Quezada, de 43 años, ha sido detenida este domingo por la Guardia Civil cuando llevaba en el maleterode su coche el cuerpo de Gabriel Cruz, el niño de ocho años desapareció en Las Hortichuelas (Níjar, Almería) hace 12 días. Para los investigadores, la actual pareja del padre del niño era la principal sospechosa y estaba vigilada. A última hora de este domingo, cuando se encuentra en dependencias policiales, la consideran única autora de los hechos.
A Ana Julia Quezada, de origen dominicano y actual pareja del padre del pequeñoGabriel, la precede un pasado que ahora se pone bajo sospecha. Desde que este domingo fue detenida cuando llevaba en su coche el cuerpo del pequeño Gabriel Cruz, su historia de más de 20 años en España comienza a mirarse con lupa. La policía ha confirmado que una hija de Quezada murió en Burgos —su anterior lugar de residencia—, en 1996 de muerte accidental al caer por un balcón cuando tenía siete años de edad. La policía ha reabierto la investigación y está revisando esos datos. La ahora detenida tiene otra hija de 24 años que ingresó anoche en un hospital de Burgos con una crisis de ansiedad.
Según algunos vecinos de la familia de Burgos para la que trabajaba, la niña cayó por una ventana. "Aunque siempre pareció raro que hubiera podido hacerlo sola", asegura un vecino. Ana Julia no fue sospechosa de un suceso que se cerró como una "muerte accidental", según las fuentes consultadas. De hecho, estas fuentes no pudieron precisar siquiera si la mujer se encontraba en la vivienda cuando la niña falleció.
n el caso del niño Gabriel, Quezada despertó las sospechas de los investigadores casi desde el principio. Su testimonio era clave, ya que se encontraba junto a la abuela del pequeño, Carmen, cuando se le vio por última vez, camino de la casa de sus primos en Las Hortichuelas (Níjar), adonde nunca llegó.
La pareja del padre de Gabriel fue detenida cuando transportaba en el maletero de su coche el cuerpo del niño. La Guardia Civil, que la seguía de cerca, tiene documentado el momento en que ella sacó un bulto de un pozo situado en la finca la Cañada de la Soledad, en Rodalquilar, propiedad de la familia a la que ella tenía acceso.
En las primeras declaraciones ante los investigadores aseguró que no encontraba su teléfono móvil, que lo había perdido. Días más tarde fue hallado, supuestamente por unos amigos suyos, detrás de un arbusto. Cuando le volvieron a solicitar el teléfono, lo había vuelto a perder.
Al cuarto día de la desaparición del niño Gabriel, y participando activamente en la búsqueda del pequeño, fue precisamente ella —acompañada de su pareja y padre del niño, Ángel Cruz— la que encontró una camiseta interior del pequeño en el fondo del barranco de Las Águilas, junto a la depuradora de Las Negras. Ese hallazgo provocó un vuelco en la investigación y puso aún más el foco sobre ella.
En los días posteriores se mantuvo siempre cerca de la familia y de su pareja, mostrándose condolida por lo sucedido. Hizo declaraciones a los medios de comunicación contando detalles del día de la desaparición. "Justamente ese día [el 27 de febrero] le habíamos dicho a Gabriel, a la hora del desayuno, que si veía a algún extraño corriera y, mira tú por dónde, justo hoy ha desaparecido", explicó a una cámara de televisión con el padre del niño al lado. Y, en otras, abrazaba efusivamente al padre y hablaba de cómo era el niño. "Él no se va con nadie que no conozca", afirmó.
Relaciones familiares malas
Pese a mostrar públicamente una buena relación con los familiares del niño, algunas fuentes aseguraron que su interlocución con la abuela del niño no era buena. "Carmen no la tragaba, no le gustaba nada, y es una mujer de armas tomar, a ella no le gustaba que tuviera tanto control sobre su hijo", asegura una persona que las conoce a las dos. Por otra parte, respecto a su relación con Gabriel, ella siempre dijo que "era buena", pero fuentes de la familia aseguran que "era rara y distante".
Fuente: El País.es