Imagina por un segundo que estás ante una persona herida, totalmente desesperada y que pide ayuda a gritos. ¿Qué harías? ¿Cómo manejarías la situación? Sin duda muy pocos podrían afrontar algo así; sin embargo, existe una profesión que está expuesta a este tipo de situaciones con cierta frecuencia. Se trata de la Medicina de Emergencia.
Los médicos de emergencia deben ser profesionales que se adapten al trabajo duro, sin horarios fijos, y que sean capaces de tomar buenas decisiones en condiciones de incertidumbre, afirma el doctor Scott M. Silvers, egresado de Harvard y actual director del Departamento de Medicina de Emergencia de la Clínica Mayo de Estados Unidos.
Silvers, quien también es codirector del Centro Integral de Derrame Cerebral y el Centro de Dolor Torácico, narra en la siguiente entrevista parte de sus 20 años de experiencia como médico de emergencia y además nos brinda consejos si alguna vez estamos en una situación en la que nuestra vida se encuentre en riesgo.
- ¿Cuáles son las características que deben tener los médicos de emergencia?
-Lo primero que digo cuando estoy en busca de nuevos doctores para el área de emergencias es que necesito personas a las que les interese el bienestar de los demás. En emergencias atendemos pacientes que atraviesan momentos críticos. Lo segundo, busco gente inteligente. No necesariamente tienen que estar en el 5% superior, pero de preferencia que no estén en el 5% inferior. Luego, pido personas que trabajen duro. Los médicos de emergencia trabajamos bajo mucha presión. Atendemos de noche, los fines de semana, feriados. No podemos controlar quién o quiénes llegan ni en qué condiciones lo harán. Así que necesitamos gente que se adapte, capaz de tomar buenas decisiones en condiciones de incertidumbre.
- ¿Cuál ha sido el caso más difícil que le ha tocado atender en emergencias?
Hace mucho tiempo un hombre de 37 años, perfectamente saludable y corredor regular, llegó a emergencias por una mancha oscura en la pierna. Cuando lo vi en su habitación estaba pálido y sudando. Le pregunté cómo se sentía y ni siquiera me miró, simplemente me dijo: “no muy bien”. La mancha, que cuando llegó había sido del tamaño de una moneda, ahora recorría toda su pierna. El diagnóstico final fue: ‘estreptococos fascitis necrotizante de grupo A’. En ese momento, se empezó el tratamiento antibiótico y se reunió a todos los especialistas que podrían verse involucrados. La placa de rayos X mostraba que había desarrollado abscesos de la bacteria en los pulmones, que se diseminaron por todo el cuerpo muy rápidamente. En menos de una hora, el paciente ya estaba recibiendo respiración asistida. Llegó una persona muy sana, sin problemas médicos, y 10 horas después estaba en el quirófano. Se le amputaron las piernas y los brazos. 24 horas después, había fallecido. Es horrible tener que pasar por algo así, pero lamentablemente en Medicina de Emergencia nos enfrentamos a situaciones como esas con cierta frecuencia.
- ¿Cómo controla sus emociones en momentos así?
Tener, en casa o entre los colegas, un lugar donde se pueda hablar de lo que se ha experimentado y compartir las experiencias, ayuda. Mantener una buena salud, hacer ejercicios de manera regular, también suma porque reduce el estrés y el estrés postraumático. Además, es necesario crear 'hobbies' o actividades fuera del trabajo para poder enfocarse en otros temas. Si olvidamos estas actividades podríamos tener problemas a largo o, incluso, a corto plazo.
- También ocurren muchas cosas buenas…
Hay personas en quienes hacemos una diferencia importante, vidas que ayudamos a salvar. Cada año recibo la llamada de un paciente que sufrió un problema al corazón. Muchos pensaron que no sobreviviría, pero trabajamos bastante duro como equipo y no solo sobrevivió, sino que lo hizo sin secuelas neurológicas. Él nos llama desde hace diez años, en el aniversario (de la Clínica Mayo). Entonces no importa qué retos estamos enfrentado, siempre que recibo esa llamada entiendo la razón de la profesión y recuerdo que hay cosas que podemos controlar y otras que no. Sobre estas últimas, solo toca tener paciencia y comprensión.
Fuente: El Comercio.pe