El asunto está en que la transformación digital supone el diseño de nuevos modelos de negocio, de servicio a los clientes, de modelos de atención, a partir de la digitalización que es hoy una realidad tajante. Ante su inminencia, para sobrevivir y permanecer, desde la mirada empresarial, es un proceso complejo que debe involucrar a todos los integrantes de la organización, no solo desde el principio de la planificación estratégica sino luego de que se inicia la modernización.
Lo que está sucediendo es que los desarrollos tecnológicos, big data, movilidad, internet de las cosas IOT, realidad virtual, social business, realidad aumentada, Inteligencia Artificial, vienen impulsando un nuevo y distinto entorno que supone enormes retos para aprovechar de ellos sus hallazgos y funcionalidades para convertirlas en ventajas que permiten a las empresas ser más competitivas y sobre todo ofrecer una experiencia distinta a sus clientes, internos, eternos, adaptada a los nuevos tiempos.
Esta respuesta a los clientes viene dada entonces de la mano de la transformación digital, porque representa las nuevas oportunidades de estrategias de negocios que surgen gracias a la aparición de soluciones innovadoras.
En consecuencia, este cambio de paradigma empresarial no es solo tecnológico, sino que lleva consigo nuevas aptitudes tanto para el talento de las organizaciones así como en su reinvención que afectan al mercado global tradicional.
Al final del viaje que implica la transformación digital, no solo la empresa ganará al incorporar la tecnología como una herramienta para acelerar el cumplimiento de la estrategia corporativa sino que los usuarios y clientes finales verán cumplidas sus expectativas y se harán más fieles a una marca u organización.