¿Nosotros elegimos si ser felices o no?
Hay cosas que podemos controlar porque dependen de nosotros (mis pensamientos y creencias, mis reaccines, mis decisiones, mi actitud) y otras no (el tiempo, el jefe, mis colegas de trabajo, el futuro...). Epicteto decía que buena parte de nuestro sufrimiento se debe a que intentamos ejercer control sobre los pensamientos de las cosas externas que no podemos cambiar. Responsabilizamos a nuestros padres, a nuestros jefes, a la economía o al vecino de nuestra frustración, de lo que pensamos y de lo que sentimos. Y esa es la base del victimismo y de la pérdida de contro. Lo ideal es centrarse en la zona «interna» y dedicir cómo nos va a afectar el juicio de los demás. ¡Puedes dedicir qué importancia vas a darle y cómo te hace sentir! Ahí radica tu libertad. En intentar modificar las cosas que están en nuestra mano. Elige ser feliz.
¿Por qué la retrasamos, entonces?
Epicuro sospechaba que los humanos somos torpes a la hora de elegir la felicidad y muy buenos amargándonos la vida. Como tenemos un cerebro programado para la supervivencia, que prima y memoriza lo negativo, la felicidad nos requiere esfuerzo y atención. Como dice el psiquiatra Daniel Siegel, «el cerebro humano es teflón para lo positivo y velcro para lo negativo». Por todo estoo ya decían los filósofos griegos que la felicidad es una conquista. Ya lo dice Epicuro: olvida el pasado, no lo arrastres contigo. ¿Por qué vas a aser infeliz ahora, simplemente porque lo fuiste hace un tiempo? ¿Tus padres fueron unos malos padres? ¿No has podido tener lo que querías? ¿Un amigo te ha hecho daño? No sigas sufriendo por ello, ¡vuelve al presente!
¿Por dónde empezamos este trabajo?
Es bueno comenzar por hacerse la siguiente pregunta: En una escala del 0 al 10, ¿qué nota le pones a tu felicidad? Es bueno cuestionarse. Los estudios muestran que si le pones nota a tu felicidad, pero no haces nada por mejorarla, apenas mejorará a lo largo de tu vida. Si no haces nada, ¡nada cambia! Si quieres ser más feliz, ¡ponte manos a la obra! Todos llevamos en la cabeza —el cerebro— una máquina de fabricar felicidad... o infelicidad. ¡Aprende a fabricar la felicidad!
La felicidad puede vivirse de siete mil millones de maneras, tantas como personas habitamos este planeta. No hay una sola forma de ser felices. La felicidad es una percepción subjetiva, una mirada personal... pero si existen elementos y condiciones que promueven la felicidad y el bienestar. Por ello conviven en mi libro aparecen tantas herramientas, rutinas, gestos, intuiciones y pistas procedentes de todo el mundo y de todos los tiempos, que invitan a dejar atrás las heridas, a bailar con el caos, a intentar pensar en las desdichas como en las olas del mar.
Muchos critican la felicidad por la felicidad.
Durante siglos se ha creído que la felicidad es un lujo biológico, algo frívolo, agradable pero poco útil… ¡estábamos equivocados! La felicidad y la infelicidad no son algo frívolo: tienen un impacto directo y definitivo en nuestra salud mental y física, y se contagian a los demás.
Mejor roderse de gente aparentemente feliz, entonces.
Lo que más determina nuestra felicidad es la calidad de las relaciones que nos rodean, para bien y para mal.
Usted en este libro mira hacia el pasado. ¿Es que los antiguos andaban a la caza de la felicidad tal y como se hace ahora?
Los humanos llevamos siglos en esta conquista de la felicidad, y hemos cambiado muy poco: las mismas cosas nos siguen haciendo felices e infelices… Desde hace siglos, en todo el mundo, los humanos vivimos a la búsqueda de nuestra felicidad. Es importante conocer el legado de tanto conocimiento para aprender de la historia, no repetir errores y que cada cual pueda ser más feliz a su manera.
Dice usted que hay varias maneras de ser felices...
Según el padre de la psicología positiva, Martin Seligman, existen tres dimensiones vitales en las que podemos elegir vivir y cultivar la felicidad. Los humanos podemos vivir una vida placentera —es decir, una vida centrada en los placeres físicos, la gratificación y el compañerismo—; Una vida buena (centrada en el descubrimiento y utilización creativa de nuestras virtudes y fortalezas); o bien una vida valiosa (cuando ponemos nuestras fortalezas al servicio de algo más grande que nosotros mismos.) ¿Qué vida vives tú? Para poder disfrutar y acceder a estos tres tipos de vidas, cada persona, afirma Seligman, posee cinco fortalezas características. ¿Conoces las tuyas?
¿Cuáles son algunas de las herramientas que propone en su libro?
Algunas herramientas milenarias resultan muy útiles para darle un empujón a nuestra capacidad de ser Felices: por ejemplo, la técnica de la perspectiva cósmica, que utilizaban los griegos y que recomiendan los astronautas modernos; la conexión de la naturaleza, que tanto se practican en los baños de naturaleza japoneses y del norte de Europa; o el entrenar nuestra empatía para no levantar muros y fronteras con las demás personas, con pistas de los griegos, los budistas y varios de los autores contemporáneos que citamos en Felices.