Una erupción a finales de diciembre de 2014 de vapor, ceniza y rocas lanzadas a 9 kilómetros de alto dio lugar a la formación de una isla de 120 metros de altura en la región sur del Pacífico, en el Reino de Tonga.
La nueva isla, informalmente llamada Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, es parte de la cadena de islas de Tonga. Desde enero de 2015, satélites de la NASA han rastreado el crecimiento y la erosión de la isla mes a mes. Los científicos emplean esos datos para estimar la duración de su vida, que podría ir de 6 a 30 años.
“Los cambios más dramáticos en la isla ocurrieron en sus primeros 6 meses. Inicialmente, la nueva isla era relativamente oval y estaba unida a una isla vecina al oeste. Sin embargo, en abril, mediante un análisis de las imágenes satelitales se descubrió que su forma había cambiado drásticamente”, reza el comunicado de la NASA publicado el lunes.
Jim Garvin, científico del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland (EU), aseguró que el ciclo de vida de la isla podría ayudar a los científicos a comprender mejor el pasado de Marte. Como la isla tiene características similares a las del planeta rojo, se trata de un lugar clave para buscar evidencia de vida pasada.
“Todo lo que aprendemos sobre lo que vemos en Marte se basa en la experiencia de interpretar los fenómenos terrestres”, aseveró Garvin. “Creemos que en Marte hubo erupciones en una época en la que había zonas de aguas superficiales persistentes. Podríamos utilizar esta nueva isla de Tonga y su evolución como una forma de probar si alguna de ellas representaba un entorno oceánico o un entorno de lago efímero”, concluye el comunicado.