Imagine que una persona de 50 años comienza a registrar sus cajones y de pronto descubre una foto de cuando tenía dos años y medio, foto que no sabía que existía, pero que creía que algún día podría encontrar.
Eso es lo que hizo Eduardo Bañados (29), un joven astrónomo chileno, formado en la Universidad Católica y hoy investigador del Instituto Carnegie para la Ciencia y de la U. de Princeton, ambos de EE.UU. Bañados lideró a un equipo de científicos que descubrió el agujero negro supermasivo más distante visto hasta ahora, cuando el Universo tenía el 5% de la edad que tiene hoy, un hallazgo publicado en la revista Nature y que asombra a la comunidad científica.
A diferencia de los agujeros negros tradicionales, el supermasivo está ubicado al centro de las galaxias (núcleo), es muy grande, varias veces el tamaño del sol, y devora todo lo que está a su paso.
De acuerdo a las estimaciones del trabajo realizado por Bañados, este agujero negro y el cuásar que lo contiene se formaron cuando el Universo era muy joven , tenía apenas 690 millones de años (es decir, cerca de 13.100 millones de años atrás) y salía de la fase de oscuridad en la que estaba. Los cuásares se encuentran entre los objetos celestes más brillantes y distantes conocidos y son cruciales para la comprensión del Universo temprano. Antes de este descubrimiento se conocía uno que se formó 750 años después del Big Bang.
“Uno de los temas principales de mi tesis de doctorado fue la búsqueda y caracterización de los cuásares más lejanos. Son poco comunes en el Universo. Logré desarrollar una técnica para buscarlos. Primero reviso los datos públicos de todos los observatorios del mundo con Big Data. Cuando ya tengo los números, observo en el telescopio, tomo las imágenes y analizo las diferentes longitudes de onda, hasta que encuentro algo”, explica.
El agujero negro supermasivo tiene 800 millones de veces la masa del sol y es precisamente ese dato el que más asombra a los astrónomos. El director del Observatorio Las Campanas y profesor de Bañados durante el pregrado, Leopoldo Infante, dice que se espera que las galaxias, cuásares y estrellas se formen desde masas pequeñas a más grandes. Sin embargo, se trata de un cuásar y un agujero negro que son muy grandes en masa, pese a que se formaron cuando el Universo aún era joven. “Esto hace pensar que hubo un proceso muy rápido que reunió mucha masa en un mismo lugar y formó el cuásar. Las teorías actuales no lo alcanzan a explicar, falta un proceso que no conocemos o quizás se trate de un lugar especial del Universo”, dice Infante.
“Tiene una masa extremadamente alta y, sin embargo, el Universo era tan joven que no debería existir, no era lo suficientemente grande como para crear un agujero negro tan grande. Es muy desconcertante”, dijo en un comunicado Robert Simcoe, profesor de Física del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, su sigla en inglés).
La formación de cuásares y agujeros negros siempre ha sido un puzzle para los astrónomos y astrofísicos teóricos, según Bañados. “Hay algunas teorías que pueden explicar este descubrimiento, pero se requieren condiciones muy extremas para su formación. Si descubro otro como este, ya no sería tan extraño y habría que buscar más explicaciones en las teorías”, señala.