El secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, dijo ayer por la mañana en una entrevista que Trump le ha ordenado diseñar un nuevo paquete de sanciones para cortar “todo el comercio” de Corea del Norte con el exterior. China es el único aliado y el principal socio comercial del régimen de Kim. A la salida de la reunión de Trump con los militares, Mattis urgía a Pyongyang a obedecer los reclamos de desnuclearización del Consejo de Seguridad de la ONU y afirmaba que EE UU "no está buscando el aniquilamiento total de Corea del Norte" a pesar de que, añadió a continuación, dispone de "muchas opciones para hacerlo". "El presidente", señaló el prestigioso general apodado Mad Dog (Perro Loco) en la familia militar, "quiere mantenerse informado de cada una de ellas".
La nueva prueba nuclear norcoreana ha sido la sexta de su historia. Según la información difundida por el régimen, se detonó bajo suelo norcoreano una bomba de hidrógeno “con un extraordinario poder explosivo” y que podría ser instalada en un misil intercontinental capaz de alcanzar el territorio estadounidense. El estallido, que provocó un terremoto de magnitud 6,3 que se sintió en las zonas más cercanas de China, Rusia y Corea del Sur, habría alcanzado una potencia de entre 80 y 100 kilotones. La bomba que EE UU lanzó sobre Hiroshima en la Segunda Guerra Mundial fue de 15 kilotones.
Con este ensayo, cinco días después de disparar un misil balístico que cruzó el espacio aéreo de Japón y recorrió 2.700 kilómetros hasta caer en el Pacífico, Corea del Norte culmina un verano en el que ha acelerado el desarrollo de su programa de armamento atómico y se ha enzarzado en un salvaje conflicto verbal con Trump. En julio un vocero del régimen advirtió de que atacarían “sin piedad el corazón de EE UU” con su “poder nuclear” si Washington amenaza “el liderazgo de nuestro líder supremo”. En agosto el régimen de Pyongyang dijo que lanzaría cuatro proyectiles hacia aguas cercanas a la isla de Guam, donde EE UU tiene dos importantes bases militares.
Tras la respuesta de Trump amenazándolo con un ataque apocalíptico, Pyongyang pareció refrenar su órdago y el jefe de la Casa Blanca llegó a expresar su impresión de que el enemigo estaba “empezando a respetar” a EE UU. Pero el ensayo de ayer confirma que Kim Jong-un, de 33 años y heredero del poder de sus fallecidos padre, Kim Jong-il, y abuelo, Kim Il-sung, no se arredra ante Washington y desoye a la comunidad internacional en sus intentos de contenerlo. El dictador apareció horas antes del ensayo en imágenes inspeccionando sonriente la supuesta bomba de hidrógeno.