El sistema inmunológico funciona como barrera natural del cuerpo contra aquellos agentes externos que amenazan a nuestra salud, como las producidas por la gripe o el resfriado. Este complejo mecanismo puede debilitarse también por deficiencias de determinados micronutrientes. Así, las personas que presentan alguna carencia nutricional tienen un mayor riesgo padecer estas patologías. Como apunta el doctor en farmacia y nutricionista Aquilino García Perea, vocal nacional de alimentación del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. «Existe una correlación entre la alimentación y el buen funcionamiento del sistema inmunitario. Seguir una dieta equilibrada, es fundamental para proporcionar el aporte vitamínico y mineral que necesita nuestro organismo y poder prevenir ciertas enfermedades víricas de las vías respiratorias».
Alimentos recomendados
Uno de los nutrientes más beneficiosos es la vitamina C, que influye en la reducción de la severidad y duración de los resfriados: la podemos encontrar en recetas y elaboraciones que contengan cítricos, fresas, kiwi, pimiento, tomate, coliflor o la calabaza, entre otros. En el caso de la vitamina A, presente en lácteos, huevos y frutas como las cerezas y el melón, promueve el refuerzo de las defensas. También son beneficiosas la vitamina E y las vitaminas del grupo B que están en elaboraciones tanto de origen vegetal como animal.
Por otro lado, los frutos secos y las legumbres son recomendables porque son fuente de energía, aportan hierro, un mineral que mejora la respuesta inmunitaria, y evitan la sensación de cansancio.
De hecho, la sensación de fatiga o agotamiento es uno de los síntomas más habituales que indica que nuestro sistema inmunitario está más débil. Los dolores musculares sin haber practicado ejercicio previamente, las heridas que tardan en cicatrizar o la debilidad del cabello, son otros elementos que pueden alertan de la bajada de las defensas.
Además del cuidado de la alimentación, existen otros factores que hay que tener en cuenta para mejorar la resistencia inmunológica. «Evitar el estrés, que consume las reservas de algunas vitaminas y minerales, practicar regularmente ejercicio físico, dormir mínimo entre siete y ocho horas diarias para que nuestro organismo se recargue con la energía necesaria, y mantener un correcto estado de hidratación, completarán los hábitos de una rutina saludable», añade García Perea.