La realidad es que Cristiano Ronaldo quería retirarse en el Real Madrid. Era su sueño. Jugar hasta los 41 años podía pasar por una broma, pero no en la mentalidad del futbolista que más se cuida del mundo, el profesional que seguían impresionando en Valdebebas por su afán competitivo, por su espíritu para el trabajo, por su actitud indestructible. Era un referente para los jóvenes, el hombre que no permitía a nadie dormirse.
El 'crack' portugués era feliz en el club blanco, donde su figura había alcanzado una dimensión legendaria, donde había podido alcanzar su quinta Champions. Pero un día de enero de 2018, disgustado por la falta de tacto del presidente Florentino Pérez, que le había prometido en junio de 2017 una mejora de contrato nunca consumada, se desengañó.
Y lo que terminó de hundirle fue precisamente el intento del Madrid por hacerle feliz, es decir, el gesto de poder facilitarle la salida en verano si se daban las circunstancias adecuadas. Era la época en la que el club blanco había hecho una lectura que ahora le puede condenar a desprenderse del mito. Pensaba que Ronaldo se estaba acabando y que abrirle la puerta con un documento firmado no tendría tales consecuencias.
El rendimiento del delantero portugués en la primera vuelta de la Liga podía dar a entender esto. Nadie recordó lo que había ocurrido en la campaña anterior en la que Ronaldo arrancó en modo diesel y terminó como un reactor en la Liga y en la Champions. Pero eso, pensaban en el club, no se iba a repetir. Entonces, en el escenario encajó que Cristiano tuviera facilidades para irse en verano de 2018 porque "nadie le iba a pagar lo que le pagamos aquí con 33 años ni, por supuesto, nadie vendría con ese dinero".
La sombra de Neymar
Neymar, mientras tanto, seguía sobrevolando por el Santiago Bernabéu donde se suspiraba que hubiera un vacío en la galaxia para llenarlo con otra súper estrella que además enviaba mensajes que invitaban al optimismo. Y Zidane, mientras, apretaba en los despachos pidiendo que hicieran feliz a su mejor jugador. Ese dinero se acordó que fueran 100 millones siempre y cuando el equipo que llegara con esa cantidad no fuera un rival directo. Se pensaba en China, en Estados Unidos, etc. A Cristiano le mató que le pusieran una cifra a su salida, aunque él mismo había pedido facilidades.
Pero al verlo plasmado en un papel se enfadó. "Si valgo 100 millones es que no me quieren". Ronaldo consideraba que era una cifra ridícula para el dinero que se estaba moviendo en el mercado tras el traspaso de Neymar al PSG. Sentía que el club le había puesto precio cuando pensaba que no lo tenía. Vio esa devaluación como una afrenta, un insulto. Entonces decidió marcharse.
La temporada siguió su curso. El Madrid conquistó la Champions. Ronaldo fue el máximo goleador del torneo. Dejó para la historia la chilena de Turín, donde curiosamente se enamoró de la afición de la Juventus, del respeto mostrado tras su extraordinario gol. Explotó de mala manera tras Kiev. Y ahora sigue decidido a irse salvo que haya un giro imprevisto de los acontecimientos.
El sueño acabado
El documento de los 100 millones existe. ¿Error de cálculo del Madrid? ¿Torpeza a la hora de tener contento a una leyenda? ¿Pésima gestión? ¿Sólo puede haber una persona importante en el club? ¿Desgaste en la convivencia con un futbolista tan especial? ¿Es el momento justo para una hipotética venta? El caso es que Cristiano ha despertado de su sueño madridista.
Fuente: Marca.com