Rusia 2018 será el Mundial más caro de toda la historia. Al desembolso millonario y récord a las selecciones participantes y a los clubes que recibirán remuneraciones por la cesión de jugadores deben agregársele un cúmulo de gastos inesperados que multiplican las estimaciones de fondos realizadas hace cinco años. Las erogaciones extra o fuera del plan original dispararon los costos de un evento deportivo que superarán lo de Brasil en el último Mundial.
Las cifras se desprenden del estudio publicado en el diario económico ruso RBC. En 2013 las previsiones sugerían afrontar un gasto total de 664 mil millones de rublos, al que estimaron reducir en 2016 a 617 mil millones de la moneda local. Pero el informe que toma información de la resolución estatal asegura que el costo final del Mundial ascenderá a los 883 mil millones de rublos, aproximadamente catorce mil millones de dólares, más de los 11,6 mil millones que demandó montar la Copa del Mundo en Brasil.
El presupuesto fue reajustado en 35 oportunidades y el fondo se modificó doce veces. El Ministerio de Deportes ruso argumentó que la conversión del presupuesto primario obedeció a "actividades relacionadas con los preparativos para la Copa del Mundo". La infraestructura vial, la construcción y reacondicionamiento de estadios y sedes donde se hospedan las selecciones participantes y hasta la financiación en materia de seguridad antiterrorista aumentaron el gasto estipulado.
La mitad de los doce estadios que hospedará la Copa del Mundo fueron construidos especialmente para este evento. Algunas de esas edificaciones presentaron irregularidades en la aprobación de los proyectos, sospechas de desvíos de fondos y cambios en las empresas constructoras. El temor también es que con algunos estadios suceda lo que pasó en algunos escenarios de Brasil, hoy deficitarios. El Arena Amazonia de la ciudad de Manaos precisó una erogación de 300 millones de dólares y no hay acontecimientos deportivos que justifiquen hoy los costos de su mantención. O el caso del Estadio Nacional de Brasilia, con un monto de construcción superior a los 500 millones de dólares, y que terminó siendo utilizado como estacionamiento para colectivos.
En Rusia dudan de la rentabilidad de las obras, y temen que la historia se repita y que los estadios que albergarán la fiesta mundialista se terminen convirtiendo en edificios vacíos, decadentes, nostálgicos. El diario La Nación rememora una frase de Vladimir Putin: "Todas las instalaciones deben ser capaces de cubrir sus costos". Las autoridades regionales calculan que la mantención de los estadios equivaldrá de tres a seis millones de dólares por año: montos que no podrán sobrevivir a falta de subvenciones estatales.
Fuente: Infobae.com