Conforme llega la senectud, lo común es que los médicos nos recomienden hacer algo de ejercicio para nuestra salud. Salir a andar para nuestra circulación, apuntarnos a una piscina o frecuentar clases en gimnasios es algo común. Lo que nunca esperaríamos es llegar a los noventa años saltando en barras paralelas como si fuéramos Nadia Comaneci.
Evidentemente cada persona es un mundo, y el caso de la alemana Johanna Quaas rompe cualquier esquema de una persona que ronda ya casi la centena de edad. Ella, siendo una enamorada de la gimnasia olímpica desde su infancia, le ha llegado la fama a los 86 años, cuando el prestigioso Libro Guiness de los Récords se ha fijado en la germana para condecorarla como la gimnasta más longeva de la historia.
En un deporte como el de la gimnasia, donde la vida deportiva de las féminas acaba prácticamente conforme alcanzan la mayoría de edad, ver los vídeos de Quaas en el gimnasio rompe todos los mitos. Todo esto le ha hecho hacerse viral recientemente, llegando incluso a tener un grupo de fans oficial en Facebook. Sin embargo, lo más interesante de esta abuela deportista, es la historia que tiene detrás.
Sin Juegos Olímpicos por la guerra
El idilio de Johanna Quaas con las barras paralelas comenzó muy pronto. Solo con nueve años, la alemana comenzó con su pasión, aunque pronto las guerras mundiales le separaban de su gran sueño: llegar a unos Juegos Olímpicos.
Nacida en 1925, el estallido de la II Guerra Mundial le separó del objetivo y prácticamente de su carrera profesional. Incapacitada ya para competir ella misma, desde los años cincuenta comenzaría a ser mentora de gimnastas y entrenadora, y allí mismo conocería a su marido, el entrenador Gerhard Quass, un hecho que le haría estar aún más cerca de la gimnasia.
Tras muchos años sin competir, sería hace treinta, ya con 60 años, cuando comenzaría Johanna a frecuentar campeonatos senior, y hasta ahora. Hay quien dice que su técnica es incluso mejor que la de su infancia, y parece que la gimnasia le acompañará de por vida.
Nada de medicamentos
Otra de las grandes curiosidades de la vida de Johanna Quaas es su vitalidad. Ella misma presume de no haber sufrido nunca una enfermedad grave ni de haberse medicado en exceso. El secreto: el deporte.
Según declara ella misma, "si estás en forma, sabes mejorar mejor la vida". En un post recogido por El Espectador, la alemana indica que "nunca había pensado en un récord" como el Guiness estando "muy abrumada".
Por ello, la historia de Quaas afirma que con dedicación casi nada es imposible, al mismo tiempo que la importancia del deporte no entiende de edades. Todo vitalidad. v
Conforme llega la senectud, lo común es que los médicos nos recomienden hacer algo de ejercicio para nuestra salud. Salir a andar para nuestra circulación, apuntarnos a una piscina o frecuentar clases en gimnasios es algo común. Lo que nunca esperaríamos es llegar a los noventa años saltando en barras paralelas como si fuéramos Nadia Comaneci.
Evidentemente cada persona es un mundo, y el caso de la alemana Johanna Quaas rompe cualquier esquema de una persona que ronda ya casi la centena de edad. Ella, siendo una enamorada de la gimnasia olímpica desde su infancia, le ha llegado la fama a los 86 años, cuando el prestigioso Libro Guiness de los Récords se ha fijado en la germana para condecorarla como la gimnasta más longeva de la historia.
En un deporte como el de la gimnasia, donde la vida deportiva de las féminas acaba prácticamente conforme alcanzan la mayoría de edad, ver los vídeos de Quaas en el gimnasio rompe todos los mitos. Todo esto le ha hecho hacerse viral recientemente, llegando incluso a tener un grupo de fans oficial en Facebook. Sin embargo, lo más interesante de esta abuela deportista, es la historia que tiene detrás.
Sin Juegos Olímpicos por la guerra
El idilio de Johanna Quaas con las barras paralelas comenzó muy pronto. Solo con nueve años, la alemana comenzó con su pasión, aunque pronto las guerras mundiales le separaban de su gran sueño: llegar a unos Juegos Olímpicos.
Nacida en 1925, el estallido de la II Guerra Mundial le separó del objetivo y prácticamente de su carrera profesional. Incapacitada ya para competir ella misma, desde los años cincuenta comenzaría a ser mentora de gimnastas y entrenadora, y allí mismo conocería a su marido, el entrenador Gerhard Quass, un hecho que le haría estar aún más cerca de la gimnasia.
Tras muchos años sin competir, sería hace treinta, ya con 60 años, cuando comenzaría Johanna a frecuentar campeonatos senior, y hasta ahora. Hay quien dice que su técnica es incluso mejor que la de su infancia, y parece que la gimnasia le acompañará de por vida.
Nada de medicamentos
Otra de las grandes curiosidades de la vida de Johanna Quaas es su vitalidad. Ella misma presume de no haber sufrido nunca una enfermedad grave ni de haberse medicado en exceso. El secreto: el deporte.
Según declara ella misma, "si estás en forma, sabes mejorar mejor la vida". En un post recogido por El Espectador, la alemana indica que "nunca había pensado en un récord" como el Guiness estando "muy abrumada".
Por ello, la historia de Quaas afirma que con dedicación casi nada es imposible, al mismo tiempo que la importancia del deporte no entiende de edades. Todo vitalidad.
Fuente: MSN.com