Previo a la boda real en el año 2004, el entonces Príncipe de Asturias y la periodista de noticieros Letizia, firmaron un acuerdo prenupcial llamado Capitulaciones, documento de entre 40 y 50 páginas que detalla qué ocurre en caso de divorcio entre los conyugues reales.
Solo se pueden divorciar de mutuo acuerdo o partir de una demanda interpuesta por Felipe, ya que según el artículo 56 de la Constitución española: «La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados por el presidente del gobierno y, en su caso, por los Ministros competentes».
Es decir, si Letizia quisiera presentar una demanda de divorcio contra el rey, no sería admitida y como explica Verónica del Carpio, abogada y profesora de derecho civil al medio español Público, es ilegal llevar a los tribunales al monarca si comete un delito y tampoco se lo puede demandar por la vía civil (como un divorcio). Si la demanda fuese presentada por él, se admitiría, lo que supone una decisión unilateral que se impone a la otra parte.
En caso de que Felipe quiera divorciarse, el futuro de Letizia ya está escrito en el acuerdo que ambos firmaron.
Si bien el documento es secreto, David Rocasolano, abogado y primo de Letizia, reveló parte de lo que dice el acuerdo en el capítulo «Capitulaciones matrimoniales» de su controversial libro Adiós Princesa, escrito en 2013.
En caso de divorcio, Letizia no tendría problemas económicos, ya que la corona le garantiza con una asignación monetaria vitalicia mucho más que generosa, junto a una residencia para su uso habitual, otra para el verano y ambas con personal de servicio.
Letizia dejaría de ser reina consorte y perdería el tratamiento de alteza real, en caso de divorcio, pero si solo se separan, ella seguiría manteniendo su actual título de reina consorte.
¿Qué pasaría con sus hijas Leonor y Sofía?
Aquí está el punto que más perjudica a Letizia: en caso de separación o divorcio, ella perdería la patria, potestad y custodia de Leonor y Sofía, quienes seguirían residiendo en Zarzuela y quedarían al cuidado de Felipe y la corona española.
Esto quiere decir que Letizia solo podría ver a sus hijas a través de un régimen de visitas y en eventos puntuales como graduación, bodas o funerales, siendo un punto que atenta profundamente contra los derechos de la madre y de las hijas.
Según Rocasolano, en febrero de 2004, Letizia lo llamó para pedirle que revisara las extensas hojas de las capitulaciones matrimoniales. Una vez que lo leyó, llegó a la conclusión de que para él no tenían validez legal y le recomendó a su prima que no lo firmara, pero ella tuvo que hacerlo igual, debido a que de no firmarla, no se llevaría a cabo la boda.
Fuente: MSN.com