Una prohibición de Estados Unidos sobre las ventas de componentes (software o piezas estadounidenses) a la firma china ZTE ha desatado una reacción patriótica en el ciberespacio de China, que aumenta la creciente tensión entre las dos economías más grandes del mundo.
Esta semana, el gobierno estadounidense impuso una prohibición de siete años a las compañías en EE. UU. que venden software a ZTE. El argumento para la prohibición fue que la firma china había roto un acuerdo con repetidas declaraciones falsas. La medida amenaza con cortar la cadena de suministro de la compañía.
La acción de Estados Unidos se produce en un momento en que los dos países se han amenazado mutuamente con miles de millones de dólares en aranceles en las últimas semanas, avivando las preocupaciones de una guerra comercial total.
La simpatía por ZTE se ha notado en redes sociales chinas, mientras que la mayoría de los periódicos nacionales han destacado los problemas del fabricante de equipos de telecomunicaciones por la fuerte dependencia de China de los semiconductores extranjeros.
En una fotografía de amplia circulación en línea, un restaurante no identificado erigió una pancarta con lemas patrióticos llamando a la solidaridad y ofreciendo a los empleados de ZTE comidas gratuitas.
"Si no fuera por la fuerza y la capacidad de ZTE para representar a China, no habría sido castigado así", reza la pancarta.
El periódico estatal Global Times dijo en un artículo esta semana que la movida contra ZTE fue un fuerte impulso para que China fortaleciera su industria nacional de chips. Las importaciones de semiconductores de China desde los Estados Unidos el año pasado llegaron a 11 mil millones de dólares.
Por otra parte, una fuente de la compañía dijo el jueves que el jefe de cumplimiento y jefe de asesoría legal de ZTE fue removido de sus puestos más de un mes antes de que el fabricante chino de equipos de telecomunicaciones fuera sancionado con sanciones estadounidenses esta semana.
El segundo fabricante más grande de equipos de telecomunicaciones de China admitió en marzo de 2017 el envío ilegal de tecnologías estadounidenses a países prohibidos, incluido Irán, y pagó una multa récord de 890 millones de dólares para resolver el caso.
Como parte del acuerdo, ZTE, con sede en Shenzhen, prometió despedir a cuatro empleados senior y disciplinar a otros 35, reduciendo sus bonos o reprimiéndolos, pero según dijeron a Reuters funcionarios del gobierno de Estados Unidos esta semana la firma no cumplió plenamente con esas acciones
La prohibición podría ser catastrófica para ZTE, el cuarto vendedor de teléfonos inteligentes más grande de los Estados Unidos, ya que se estima que confía en las empresas de los EE. UU. para casi un tercio de componentes cruciales como chips en sus productos.
ZTE ha retrasado sus resultados de ganancias, originalmente programados para el jueves, diciendo que necesita tiempo para evaluar el impacto de las sanciones de los EE. UU. Sus acciones en Shenzhen y Hong Kong siguen suspendidas.
Fuente: Tecnósfera/Reuters