La policía japonesa arrestó el pasado fin de semana a un hombre japonés de 73 años acusado de confinar a su hijo discapacitado durante más de 20 años en una jaula en un cobertizo adyacente a su casa. Procedente de la ciudad de Sanda, situada en la prefectura de Hyogo (cercana a la ciudad de Osaka), el detenido confesó haber encerrado a su vástago desde que este tenía 16 años porque tenía brotes violentos debido a su enfermedad. El hijo tiene actualmente 42 años.
Según informa la agencia nacional Kyodo, las autoridades locales visitaron la casa del detenido en enero, Yoshitane Yamasaki, a raíz de que el propio acusado reveló la situación de su hijo mientras buscaba asesoramiento para el cuidado de su esposa en una residencia de la localidad. En el cobertizo de su vivienda, los servicios sociales encontraron al hijo de la pareja encerrado en una jaula de madera de aproximadamente un metro de alto, 90 centímetros de largo y 1,8 metros de ancho. El suelo estaba cubierto con una película de plástico; él, sentado en un tapete sanitario para perros y desnudo de cintura para abajo.
La habitación contaba con aire acondicionado y calefacción. Yamasaki daba de comer al hijo cada día y le aseaba de forma regular, según los investigadores. Se especula con que el padre mantenía al joven encerrado la mayor parte del día, especialmente cuando no había nadie en casa, y lo sacaba para comer o bañarlo. La víctima fue internada desde el mes de enero en una clínica y los doctores que le atendieron no detectaron que sufriera graves problemas de salud, aunque su largo confinamiento ha derivado en problemas de espalda que incluso le dificultaban ponerse en pie, informa la prensa local.
Además, según el periódico The Asahi Shimbun, la víctima está ciega de un ojo y ha perdido prácticamente toda la visión en el otro. La policía investiga si estos problemas son derivados de las condiciones a las que el joven ha estado sometido.
Las autoridades locales tardaron un mes a alertar a la policía sobre el caso porque “no consideraron que se tratara de una cuestión de vida o muerte” y optaron por tratar de convencer al progenitor de que era necesario que su hijo ingresara en un hospital o centro de asistencia, como así ocurrió días después de la primera visita. “Si existe peligro de muerte y de integridad física, la retirada de la custodia forzada está justificada. Pero no juzgamos el caso como una emergencia y decidimos que el mejor enfoque era el apoyo a través de los servicios de bienestar social”, dijo un alto cargo local a la prensa. Varias ONG han criticado duramente a las autoridades locales por no haber actuado de forma inmediata.
Yamasaki, según explicó, temía además que su hijo fuera una molestia para sus vecinos, que se habían quejado en varias ocasiones por el ruido. Hace más de 20 años el hombre pidió consejo a los servicios sociales al respecto, pero vistos los resultados no se hizo un seguimiento de la familia, que decidió construir la jaula para evitar que golpeara las paredes o causara otros daños. La policía investiga asimismo si alguna de las personas que vivían cerca de la casa tenían conocimiento o pistas sobre el encierro forzoso del joven.
El pasado diciembre, en la vecina prefectura de Osaka, la policía arrestó a una pareja por confinar a su hija de 33 años, también discapacitada, en una habitación durante 15 años hasta que murió. Las fuerzas de seguridad encontraron el cuerpo de la mujer, que pesaba menos de 19 kilos, en una habitación contigua a la casa, sin ventanas ni calefacción y cerrada con llave desde el exterior. Los investigadores sospechan que la joven murió de frío.
Fuente: El País.es