Dicen los datos que en China solamente un 8% de la población tiene pasaporte. Algunas veces, aterrizando en el aeropuerto internacional de Los Ángeles (LAX) una tarde cualquiera, uno pensaría que están todos en California, en la fila de la aduana. China es yael país que más viajeros tiene por el mundo, y EEUU es el sexto destino preferido de los turistas chinos, detrás de países asiáticos más cercanos y adelantando a Europa como destino occidental preferido. El aeropuerto que mejor les pilla es LAX.
Lo de la aduana no es sólo una sensación: Los Ángeles tiene 94 vuelos semanales directos con el continente asiático. Vuelos directos a Los Ángeles despegan no sólo desde Beijing o Shanghai, sino desde otras ocho ciudades chinas. Una nueva visa turística que dura diez años pone el acceso todavía más fácil para los visitantes chinos (otros, como los españoles, necesitan una nueva ESTA cada dos años). Quien dice Los Ángeles, dice California, el destino preferido dentro de EEUU con un 45% de las visitas totales al país (San Francisco tiene también vuelos directos con Beijing, Shanghai y otras cinco ciudades).
Los Ángeles superó el récord en EEUU del millón de visitantes chinos en 2016, en 2017 fueron 1,1 millones y las perspectivas son de seguir creciendo exponencialmente. “Los turistas provenientes de China son el segundo mayor grupo que recibe Los Ángeles, después del mexicano”, explica a El Confidencial Kathy Smits, responsable de turismo del ayuntamiento de Los Ángeles. “Pero en gasto directo, se sitúan a la cabeza con 1,5 mil millones de dólares [esto en 2016, el último año del que hay datos disponibles]; el 23% de todo el gasto internacional en la ciudad”. El ayuntamiento lanzó hace tres años una campaña llamada “Nihao Los Ángeles” a la que más de 200 empresas se han unido, incluyendo grandes parques temáticos como Warner y Universal, que ya tienen sus visitas guiadas en mandarín. La agencia turística de la ciudad californiana tiene cuatro oficinas locales en sendas ciudades chinas.
“El tipo de turista que viene ha ido evolucionando, además. Ahora vienen menos grupos de touroperadores y hay más viajeros individuales; la ciudades de origen ya no son solo las grandes metrópolis como Beijing o Shanghai”, explica Smits. El aumento de la clase media china ha producido un nuevo tipo de viajero experto en el uso de internet y en buscarse la vida por su cuenta: el 'millenial' chino, que constituye un 73% del total de viajeros, (aunque son un 25% de la población total), según la consultora de mercados GfK.
© Proporcionado por El Confidencial Turistas chinas frente al Teatro Chino de Hollywood, en enero de 2016. (Reuters)
Oferta adaptada al viajero chino
Las cadenas hoteleras no han tardado en “ponerse las pilas” con todo tipo de detalles queconsideran del gusto del turista chino. Incluso, con nuevos hoteles en lugares poco turísticos, como por ejemplo el valle de San Gabriel, al este de Los Ángeles, donde Sheraton acaba de inaugurar un nuevo hotel de 288 habitaciones. ¿Por qué en San Gabriel? En el valle la población autóctona es ya de mayoría asiática, con la china como primera nacionalidad (263.000 habitantes de origen chino). San Gabriel es el lugar perfecto para hacer negocios (sean relacionados con el sector inmobiliario, bancario o el emergente sector médico de la zona) y también para visitar atracciones desconocidas para el turista occidental, como uno de los centros comerciales chinos más grande fuera de China, la Gran Plaza de San Gabriel, con sus 2 km cuadrados.
Una mañana de viernes en el hotel Sheraton de San Gabriel, unos 15 km al este de Los Ángeles, lujoso y novísimo, el ambiente es relajado. Solo llevan tres meses abiertos. Una pareja de millenials que vienen de China y hablan perfecto inglés esperan su Uber, y otra clienta asegura haber elegido el valle por su “oferta gastronómica”. Hay letreros en caracteres chinos, limonada con “yuzu” (un cítrico típico japonés) gratis en el vestíbulo, y una terminal específica en el mostrador de entrada para conectar y pagar via WeChatPay o AliPay directamente con el móvil. “China es un país mucho más avanzado tecnológicamente que nosotros, y los viajeros que vienen aprecian muchísimo estos detalles”, explica Fred Kokash, director comercial de este nuevo hotel. “Entre semana la mayoría de nuestros clientes son personas que vienen por negocios a esta zona”, añade.
En medio del vestíbulo se ve uno de los ocho robots que la compañía Aethon ha fabricado específicamente para ellos (este es el primer hotel de EEUU en incorporar robots a sus servicios). El grupo propietario de este Sheraton, Hazens Real Estate, rama estadounidense del grupo chino Hazens Shenzhen, tiene otros dos hoteles en Hollywood y Beverly Hills y está construyendo un rascacielos en el Downtown. Otras tres cadenas más (Courtyard by Marriot, Hyatt Place y Doubletree) están construyendo en el mismo valle, que hasta la fecha no era precisamente un destino turístico de primer orden.
En el valle o en el propio Los Angeles, sea Beverly Hills o Hollywood, los robots son solo la parte más llamativa de un esfuerzo colectivo que incluye guías en mandarín en museos y parques, sistemas de pago a través de las apps AliPay y WeChatPay, o publicación de contenido en la red social WeChat, con casi mil millones de usuarios. Desayunos que incluyen congee (unas gachas de arroz típico en China), y zapatillas o almohadas con letras chinas bordadas, empiezan a ser un “must”. Y luego están los servicios exclusivos de “personal shoppers” como el que ofrece el hotel Peninsula Beverly Hills, que con una especie de “tarifa plana” de 1.000 dólares hace un tour de tiendas de lujo de la ciudad.
Esto no ha hecho más que empezar
Los viajeros provenientes de China no vienen solo a hacerse fotos instagramables del letrero de Hollywood o comprar 'merchandising' de los Lakers. Un importante grupo (casi el 30% de los visitantes se alojan en casas de familiares) vienen a ver a la familia, sobre todo hijos que están estudiando en el instituto o la universidad.
El de Los Ángeles (al que pertenece el valle de San Gabriel), Santa Clara (condado vecino a San Francisco, donde se sitúa Silicon Valley) y Orange County, al sur de California, son los tres condados con mayor población asiática de todo EEUU. De los casi cuatro millones y medio de asiático-americanos que viven en California, un 22,5% son de origen chino. En 2013 eran ya más de 73.000 los estudiantes de instituto internacionales con visas J1 y F1, según un estudio del instituto para la educación internacional. En las universidades estadounidenses hay cerca del millón. China lidera ambas categorías, con un 32% de los estudiantes de instituto y un 28% de los universitarios y de postgrado. Y, claro, muchos de estos estudiantes reciben visitas de la familia y amigos.
Los Ángeles es la puerta de entrada natural para una avalancha que no ha hecho nada más que empezar. En la última década, el turismo ha crecido en China en un 650%; casi tres millones de chinos visitaron EEUU en 2016, dejándose 33.000 millones de dólares, según el departamento de comercio. La asociación de turismo estadounidense calcula que cada visitante gasta un promedio de 7.200 dólares por persona.
No todo son turistas o familiares de visita. Un 14% de las llegadas a LAX son de viajes de negocios. Una inmobiliaria como Douglas Ellian confirmaba al Hollywood Reporter hace un año que el 25% (diez veces más que hace cuatro años) de sus ventas eran a compradores chinos, que buscan “casas lo más cerca posible de Rodeo Drive y en las que no haya vivido nadie antes”. En 2017 la inversión china en propiedades y hoteles estadounidenses ascendió a casi 11.000 millones de dólares, mil de los cuales se han quedado en California, según Rhodium Group, una consultora neoyorquina que documenta la inversión china cada año.
En la entrada del museo de Arte del Condado de Los Ángeles, el fotogénico LACMA, un joven chino con mochila aparece y pide a la periodista que le haga una foto delante de la icónica instalación de farolas. Sabe exactamente qué ángulo quiere. Y habla perfecto inglés. Acaba de terminar el instituto y se ha venido, solo, a Los Ángeles, de aventura. Satisfecho con la foto, sigue camino. No parece que le hagan falta hoteles con robots, ni personal shoppers, ni, desde luego, guías en mandarín, para disfrutar de su experiencia americana.
Fuente: El Confidencial/Periodista Eva Catalán.