Austin Rollins, de 17 años, llegó el miércoles a la escuela, sacó una pistola y disparó contra dos compañeros de clase: una joven de 16 años con la que había tenido una relación, que no ha sido identificada y se encuentra ahora luchando por su vida en un hospital, y otro muchacho de 14 años cuyo nombre tampoco ha sido difundido.
“Cuando ocurrió el tiroteo, nuestro oficial en la escuela, que estaba dentro, fue alertado de los disparos. Él persiguió al pistolero y le hizo frente, disparando una vez”, ha explicado este martes Tim Cameron, jefe de policía del condado de St. Mary. “De forma simultanea, el tirador disparó también una bala”, añadió.
Rollins falleció poco después en el hospital, aunque aún se desconoce si fue a consecuencia de ese disparo o él mismo se quitó la vida con su arma. “En las próximas horas, o días, mediante una investigación detallada, podremos determina si la bala de nuestro oficial golpeó al agresor”, explicó Cameron.
La escuela secundaria de Great Mills tiene 1.600 estudiantes, y está ubicada en un vecindario junto a la base militar de Patuxent River, a 65 millas al sur de Washington DC.
El representante demócrata Steny Hoyer ha instado al Congreso a “tomar medidas”, más allá de los momentos de silencio y las muestras de empatía. El senador Ben Cardin, también demócrata, ha pedido que se refuercen los controles de antecedentes y se prohíban las armas de asalto.
El próximo sábado se celebrará un marcha en Washington contra la violencia con armas en las escuelas, organizada con el impulso de estudiantes supervivientes del tiroteo que acabó con 17 personas el 14 de febrero en una escuela de Parkland (Florida).
Fuente: AP