El 13 de marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio apareció por primera vez vestido de blanco en el balcón central de la basílica de San Pedro. “Va a ser un pontificado de transición”, decían algunos, aduciendo los 76 años que entonces tenía. Cinco años después, Francisco ha demostrado con creces que su tiempo en el solio pontificio va a marcar un hito.
Combina la estrategia con la frescura, la firmeza con la ternura, la defensa dogmática con un gran poder de atracción. Todo ello con un tono sencillo y una coherencia que lo han convertido en uno de los grandes líderes internacionales. Bergoglio sigue con un vigor admirable para una persona de 81 años y la voluntad firme de resolver cuentas aún pendientes:
Abusos sexuales
“No hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia, ¿está claro?”, estas fueron las palabras que utilizó Francisco el pasado 18 de enero en el Campus Lobito de la ciudad de Iquique, durante la última etapa de su visita a Chile. Las dijo antes de comenzar la misa en esta localidad, refiriéndose al obispo de la diócesis chilena de Osorno, Juan Barros, supuesto encubridor del sacerdote pederasta Fernando Karadima.
Aunque luego pidió perdón a las víctimas por haberles “herido” y envió a un experto para investigar a Osorno, lo sucedido en Chile muestra las dificultades que sigue teniendo la Iglesia para desterrar la pederastia y también demuestra que Bergoglio ha seguido el camino marcado por Benedicto XVI en este campo: promete mano dura con los abusadores y procesos más rápidos para aclarar responsabilidades, aunque el escándalo ha golpeado, incluso, a uno de sus más estrechos colaboradores, el cardenal australiano George Pell.
China
Si nada se tuerce a última hora, la Santa Sede y China firmarán en breve un acuerdo que desatasque el nombramiento de obispos chinos, principal escollo a la hora de comenzar una normalización en las relaciones entre ambos estados.
Roma y Pekín llevan las vías diplomáticas rotas desde 1951, tras el ascenso al poder de Mao Zedong, y desde entonces los cristianos han sufrido diversas persecuciones hasta dar lugar a la existencia de dos comunidades católicas: una clandestina y otra reconocida por las autoridades. Ante el riesgo de que se agrave el cisma, el Vaticano se ha volcado en la consecución de un pacto que permita que sea el Papa quien tenga la última palabra a la hora de consagrar a los futuros prelados.
Reforma de la Iglesia
“¿Usted quiere hacer la reforma de la Iglesia?”, preguntó Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica al Papa de manera tan directa como la respuesta que recibió: “No”. A continuación, el pontífice aclaró su postura. “Solo quiero poner a Cristo cada vez más en el centro de la Iglesia. Luego será él quien haga las reformas necesarias”.
En estos cinco años, Bergoglio ha acompañado su voluntad por poner a “Cristo en el centro” con una serie de decisiones encaminadas a modernizar y simplificar la forma como se trabaja en el Vaticano. Se han dado pasos adelante en ámbitos como la comunicación, mientras que los intentos por dotar de una mayor transparencia la gestión del dinero están encontrando gran resistencia, y ya se han destapado varios escándalos de corrupción.
Mujeres
“Donde las mujeres son marginadas es un mundo estéril, porque no solo portan la vida, sino que también nos trasmiten la capacidad de ver más allá, de sentir las cosas con un corazón más creativo, más paciente, más tierno”, dijo el Papa durante el rezo del ángelus del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, de hace tres años. Sin embargo, pocos pasos se han dado hasta ahora para dar mayor visibilidad y responsabilidad a las mujeres.
El más llamativo es la creación, en 2016, de una comisión destinada a estudiar el eventual acceso de las mujeres al diaconado permanente, de la que no se han tenido más noticias. Ante el sacerdocio femenino, Bergoglio se ha mostrado en contra: “La Iglesia se pronunció y dijo no. Lo dijo Juan Pablo II con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada”.
Simplificación de la fe
El lunes 19 de marzo, fiesta de San José y quinto aniversario de la inauguración oficial del pontificado, será el día en que Francisco firmará su nueva exhortación apostólica. Será más breve que las anteriores (Evangelii gaudium y Amoris laetitia) y estará dedicada a la santidad.
Aunque poco más se sabe del nuevo texto, se enmarca en sus intentos porque los creyentes liberen la fe católica de todo lo superfluo que la contamine y se centren en su esencia.
Fuente: El Tiempo de Bogotá