El movimiento #MeToo ha liberado la voz de las mujeres en varias actividades como en el cine y la política, pero aún sigue luchando por llegar a sectores menos publicitados como la construcción y la industria, donde la esperanza ya está presente.
Guadalupe Hinojosa, de 35 años, sabe que va a entrar a un mundo muy masculino, mientras aprende a soldar gracias a la organización de Mujeres de Chicago en la Industria (CWIT), que ofrece capacitación en oficios relacionados con la construcción.
Esta madre soltera de cuatro hijos y víctima de violencia doméstica, espera duplicar su salario actual de operadora con esta reconversión de la industria.
"Ya sé lo que podría enfrentar" dice la mujer. "Trato de ponerme una armadura, intentando prepararme para lo peor".
Tanto en el sector de la construcción como en el de las fábricas, las mujeres de overol han sido objeto de acoso y abuso durante décadas.
Muchas mujeres que capacitadas por la CWIT "enfrentarán algún tipo de acoso y discriminación por su sexo en su lugar de trabajo", señaló Scarlet Burmeister, una maestra de la organización.
"Muchas serán la primera mujer en trabajar en un taller de producción. Muchas serán criticadas e insultadas y algunas finalmente perderán el empleo", dijo la instructora a la AFP.
- Nace una esperanza -
El movimiento #Metoo, que ayudó a liberar las voces femeninas y que surgió a raíz del caso Weinstein, ha derrumbado a muchos hombres acusados de acoso o de agresiones en los medios, el cine y la política en Estados Unidos.
Las trabajadoras, en su mayoría, se han mantenido en silencio por temor a perder su trabajo del que dependen como único recurso. Sin embargo el movimiento despertó la esperanza de un cambio, según Jayne Vellinga, dirigente de CWIT.
"La atención a sus problemáticas cotidianas es alentadora y da esperanza", explicó a la AFP.
Para una joven electricista de 26 años, el acoso se prolongó por varios meses durante la construcción de un rascacielos.
"No quería estar cerca de él porque me daba miedo", confió la joven a la AFP bajo la condición de mantener el anonimato, al hablar sobre un colega cuyo comportamiento se había vuelto cada vez más amenazante.
Para evitar ser considerada una empleada con problemas, ella se calló. "Esperaba ser lastimada de manera física para que fuera innegable", explicó.
Cuando ella finalmente confió lo que pasaba a un superior, él fue compasivo pero no sabía como ayudarla. Tuvo que esperar que su colega la golpeara con una caja de herramientas en la cabeza y la amenazara con matarla.
- Chantaje en el trabajo -
Varias mujeres, que ahora están demandando a la empresa estadounidense Ford, temieron volver a sus cargos en dos plantas de ensamblaje en Chicago, (Illinois, norte).
Durante una audiencia en febrero frente a las autoridades de la ciudad, tres obreras rindieron testimonio. Entre ellas Miyoshi Morris narró que los supervisores hombres exigían sexo a las mujeres a cambio de seguridad en sus puestos o de promociones.
Ellos "utilizaron su poder, amenazaron mi carrera dando a entender que si yo quería continuar apoyando a mi familia, tenía que dar favores sexuales". declaró la obrera.
Christie Van confió que un compañero la atacó de manera física. Otro le mostró una imagen de su pene y en un tercer incidente cuando lo reportó a su supervisor, este le respondió: "relájate...¿quieres ver el mío también?".
En esa época, el constructor había prometido actuar para cambiar esta cultura de acoso. Pero el año pasado admitió su fracaso.
El problema del acoso hacia las mujeres obreras se remonta a la década de los 60, cuando comenzaron a integrarse a profesiones tradicionalmente masculinas.
Según Vellinga, en la medida en que los equipos de la construcción y las plantas de manufactura se diversificaron, el acoso aumentó.
La dirigente no espera "que haya algún cambio sobre la situación en el lugar de trabajo" a corto plazo, pero "hay mucho optimismo" gracias al movimiento #MeToo, señaló.
Fuente: AFP