Lund es un lugar olvidado. Tiene tres calles sin asfaltar y un solo residente. En sus alrededores viven 20 personas en un ratio de 25 kilómetros. Ubicada en medio del desierto de Utah, esta zona aislada, deprimida y abandonada está alejada de la ley. Quizás por eso John Alvin Coltharp eligió el rancho de una secta religiosa para secuestrar a sus cuatro hijos después de una disputa con su exmujer sobre la custodia de los pequeños. Las dos hijas, de cuatro y ocho años de edad, fueron descubiertas esta semana, reclusas en dos bidones de plástico de 200 litros, en los que estuvieron durante más de 24 horas sin comida ni bebida sometidas a gélidas temperaturas. Los dos hijos aparecieron horas antes en el interior de una vivienda cercana. El padre y otro hombre han sido detenidos.
No era la primera vez. En septiembre, Coltharp, de 33 años, ya desapareció con sus cuatro hijos justo antes de que su esposa Micha Soble pidiera un divorcio. La mujer, que se casó a los 16 años, pidió una orden de alejamiento y la custodia de los pequeños por miedo a que sufrieran “daños inmediatos e irreparables”. Soble llegó a describir a su esposo como un hombre que “vive preparado para el Juicio Final y cree que el mundo va a llegar a su fin dentro poco”. Esta semana, su predicción se materializó. Tras una disputa sobre la custodia de sus hijos, el padre y los cuatro menores desaparecieron.
Coltharp, que forma parte de una secta religiosa en la zona, pidió ayuda al líder del grupo, Samuel Warren Shaffer, para raptar a los pequeños y esconderles. Metieron a las niñas, sin ropa de abrigo, en dos bidones de agua vacíos, ubicados en un jardín a temperaturas bajo cero. Según las informaciones de la policía, las pequeñas estaban deshidratadas, hambrientas y nerviosas. A 16 kilómetros, en una casa prefabricada, los hombres habían escondido también a dos hijas de Shaffer, de cinco y siete años, por motivos desconocidos. Los hijos de Coltharp fueron encontrados a salvo en una granja de los alrededores.
Las autoridades encontraron a los pequeños gracias a un aviso anónimo. “Si no hubiéramos recibido la pista, las niñas hubieran muerto”, afirmó el sheriff del condado. Los dos hombres han sido detenidos y se enfrentan a numerosos delitos, entre ellos la obstrucción de justicia y secuestro de primer grado. Shaffer también está siendo investigado por abuso sexual a menores.
Desde hace años, según los testimonios de Soble, Coltharp se había radicalizadocon las ideas perturbadoras de la secta cuyo profeta era Shaffer. El padre consideraba que sus hijas debían casarse a los 12 años, desconfiaba de la medicina ordinaria y rechazaba el uso de calmantes durante el parto. “Preferiría ver a sus hijas muertas que en custodia policial”, afirmó la mujer sobre Coltharp en una ocasión.