La Casa Blanca ha defendido este martes de nuevo la necesidad de cambiar las normas migratorias para limitar la llegada de inmigrantes con baja cualificación profesional o educativa, y ha vuelto a relacionar a los extranjeros llegados a este país para labrarse un futuro mejor con la amenaza terrorista que sufre Estados Unidos por grupos criminales como el Estado Islámico (ISIS).
En esta ocasión no ha sido el presidente, Donald Trump, ni la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, sino el director del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), L. Francis Cissna, el que ha defendido esta reforma legal. Se da la circunstancia de que Cissna es hijo de una peruana que llegó a Estados Unidos hace medio siglo y terminó obteniendo la ciudadanía, y creció hablando español; además, está casado con la hija de una inmigrante de Oriente Medio, que también acabó naturalizándose.
El hecho de que Cissna pudiera nacer en Estados Unidos gracias a las leyes de inmigración que permitieron la llegada al país de su madre “no debería ser un obstáculo”, ha explicado, para cambiar esas normas. Y eso es lo que quiere hacer ahora la Casa Blanca, utilizando como viento en sus velas los ataques terroristas del pasado 31 de octubre y el 11 de diciembre en Nueva York.
El autor del ataque del lunes llegó de Bangladesh hace siete años, gracias a que su tío lo patrocinó: obtuvo la residencia con un visado F-4 para familiares de ciudadanos estadounidenses. El tío, por su parte, llegó al país gracias a la lotería de diversidad, que otorga 50.000 visados al azar cada año. Reunificación familiar y lotería de diversidad: esos son los dos sistemas que la Casa Blanca quiere eliminar, y que este martes Cissna ha vinculado con el riesgo de atentados terroristas.
Según ha relatado en una conferencia de prensa, cada año Estados Unidos concede aproximadamente un millón de visados, de los que un 72% son de reunificación familiar (según cifras de 2015, ha dicho). Sólo el 6% se basan en ofertas de empleo o inversión financiera, según ha añadido, que son el sistema que la Casa Blanca quiere potenciar en detrimento de la reunificación familiar o la lotería de diversidad.
Aproximadamente, 566.000 de los visados concedidos el pasado año fueron para que ciudadanos y residentes pudieran traer al país a su familia inmediata (esposos e hijos). A ellos hay que sumar los que afectan a familiares más lejanos (hermanos, hijos o incluso hijos de hermanos); fue así precisamente como entró en el país el terrorista de Bangladesh que hirió a tres personas el lunes en Nueva York. Según Cissna, lo que hay que evitar es que un familiar lejano traiga al país a una persona que luego pueda traer a otro familiar lejano, y así, en cadena, como resalta la Casa Blanca, siga esta inmigración sin fin.
En contraste, se ofrecieron 140.000 visados para personas con alta cualificación que tuvieran una oferta de empleo o planearan hacer una fuerte inversión financiera en el país; según Cissna, sólo se cubrieron la mitad de plazas.
La lotería de diversidad ofrece 50.000 visados al año por sorteo al azar entre ciudadanos de países con bajas tasas de inmigración a Estados Unidos. Los únicos requisitos son tener un graduado escolar o dos años de experiencia laboral. Ese criterio, “muy bajo”, según Cissna, provoca “problemas variados”, entre los que ha citado, refiriéndose a un informe de 2003 del Departamento de Estado, su posible explotación por parte de terrorista.
“Si tienes un sistema en el que no se elige a quien viene, no sabemos a quienes vamos a conseguir”, ha explicado Cissna. En su opinión, es fácil cometer fraude para cumplir los requisitos, y es vulnerable a un intento de terroristas de aprovecharlo para entrar en el país. “Es problemático”, ha concluido, reconociendo eso sí que los candidatos son sometidos a controles una vez elegidos y antes de dejarlos entrar en el país.
Esto último es clave no por lo que Cissna ha dicho, sino por lo que ha evitado decir: si los dos terroristas de Nueva York, que llevaban siete años en el país, entraron como terroristas (lo que hubiera sido un fallo de los sistemas de inteligencia y de inmigración), o se convirtieron en terroristas ya en Estados Unidos (lo que convertiría en inútil cualquier reforma que vincule inmigración y terrorismo).
En cualquier caso, Cissna ha pedido al Congreso que examine estas cuestiones y “corrija las vulnerabilidades”, es decir, que limite los visados de reunificación familiar y que elimine la lotería de diversidad. Y ha dejado claro también que “hay cosas que podría hacer” el propio Trump sin intervención del Congreso, mediante órdenes ejecutivas, relacionadas con los visados temporales.
“Esperamos que el Congreso se lo tome serio y haga todo lo posible”, ha dicho, pero “estamos mirando la posibilidad de hacer cambios sin el Congreso”.