El presidente de los Estados Unidos lanzó otra bomba antidiplomática al recalcar que la Unión Europea es un "enemigo" para Estados Unidos. Lo dijo en una entrevista con el canal CBS y sin matices, como epílogo a una cumbre turbulenta de la OTAN en Bruselas y una visita no más tranquila a Reino Unido, que han agravado la grieta con sus viejos aliados. "Tenemos muchos enemigos. Creo que la Unión Europea es un enemigo, por lo que nos hace en el comercio. No lo pensarías de la UE, pero es un rival", respondió el líder de la mayor potencia mundial a la pregunta de cuáles consideraba que eran los principales rivales del país.
Acto seguido de las referencias a la UE, Trump citó a China y Rusia, aunque de forma más matizada. "Rusia es un enemigo en ciertos aspectos. China lo es económicamente, pero eso no significa que sean malos, significa que son competitivos".
Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, reaccionó de inmediato a través de su cuenta de Twitter: "EE UU y la UE son los mejores amigos. Quien diga que somos enemigos está difundiendo noticias falsas", en inglés, fake news, unas de las expresiones favoritas del estadounidense para denigrar a los medios que le critican o para hacer desmentidos.
El distanciamiento de Trump con Europa comenzó con el abandono del acuerdo del clima, siguió con la ruptura del pacto nuclear iraní, y se ha agravado a niveles preocupantes por el comercio. En este terreno, Trump ha iniciado una guerra de tres grandes frentes al mismo tiempo: uno, contra sus socios del tratado comercial del Atlántico Norte (Nafta, en las siglas en inglés), Canadá y México; otro, con la Unión Europea; y otro, con China.
El gigante asiático representa el grueso del déficit comercial de EE UU (376.000 de los cerca de 600.000 millones) y la prometida apertura económica del régimen de Xi Jinping ha dejado insatisfecho a la mayoría de sus socios comerciales, no solo a EE UU. Pero Trump ha sido el que ha iniciado la ofensiva contra Pekín a solas, y lo ha equiparado con el bloque comunitario "La UE es posiblemente tan mala como China, solo que más pequeña. Es terrible lo que nos hacen", había comentado hace justo dos semanas.
El neoyorquino maneja los datos de forma torticera para argumentar que Europa hace cosas "terribles" a EE UU en comercio. Para empezar, porque el déficit comercial con la UE se reduce a 100.000 millones de dólares (y no los 151.000 millones de dólares que cita Trump) si se tiene en cuenta no solo los productos, sino también los servicios. Y, para continuar, porque cuando cita diferencias de aranceles siempre escoge el subgrupo de productos que más le conviene para justificar su tesis (por ejemplo, el 2,5% que grava EE UU a los coches de lujo, tipo Berlina, fabricados en Alemania), cuando en otros la UE sale claramente perjudicada (el 25% que se aplica a las camionetas).
La dureza con los europeos choca con el suave trato que el presidente dispensa a su homólogo ruso, Vladímir Putin. El norteamericano hizo las polémicas declaraciones sobre la UE a un día de su cumbre en Helsinki con el mandatario ruso, un líder a quien Trump se ha cuidado de criticar desde que lanzó su carrera hacia la Casa Blanca, en contraste con su agresividad respecto a los aliados habituales y a las acusaciones de injerencia que su propia Administración ha lanzado contra el Kremlin.
El pasado viernes, a tan solo tres días de la cita, el Departamento de Justicia presentó cargos contra 12 oficiales de la agencia militar de inteligencia rusa acusados de robar y divulgar documentos de la campaña demócrata de Hillary Clinton de 2016, unas imputaciones que se suman a las de otros 13 ciudadanos rusos el pasado febrero, también en el marco de la investigación de estas interferencias en las elecciones presidenciales que, según la inteligencia de EE UU, buscaba favorecer la llegada de Trump al poder.
Fuente: El País.es