Laureano Dávila mira desconsolado la mole de cenizas, lodo y lava que antes fue su casa.
El Rodeo, una comunidad pobre en las faldas del Volcán de Fuego en Guatemala, quedó enterrada casi en su totalidad el pasado domingo, cuando la mayor erupción registrada en el país desde 1974 barrió toda señal de vida a su paso.
"Nadie se esperaba esto. Cuando vimos correr la lava por aquí cerca salimos como pudimos. Pero mi hermana, mi sobrina, sus hijos y sus maridos se quedaron allí", cuenta a BBC Mundo.
Parte de la comunidad logró huir. Pero otra parte quedó atrapada bajo la masa amorfa de piedra hirviente y barro.
Más de 70 personas murieron y unas 200 permanecen desaparecidas, aunque las cifras siguen siendo inciertas.
El número real de muertos se desconoce. Las tareas de rescate continúan y nadie sabe con seguridad cuántas personas se tragó la lava.
"Yo lo que me pregunto es por qué no tomaron medidas con nosotros, porque si se sabía que algo así podía pasar no nos advirtieron antes", dice Dávila.
Como él, muchos se preguntan desde la tragedia del domingo si había alguna forma de, al menos, reducir la magnitud de lo que sucedió.
"Cuando nos alertaron ya era muy tarde, ya no podíamos hacer nada más que huir. Y lo perdimos todo, sobre todo la familia que es algo que no se puede recuperar. Yo estoy con el corazón roto", confiesa el sobreviviente.
Pero ¿cómo funcionan los mecanismos de preparación y evacuación ante este tipo de desastres naturales en Guatemala?
Fuente: BBC