Ante la “cruel guerra” de la Administración Trump contra las familias inmigrantes en la frontera sur, centenares de mujeres indocumentadas pasarán el “Día de las Madres” el próximo domingo en santuarios o separadas de sus hijos, en vez de celebrarlo en familia, denunciaron este martes activistas pro-inmigrantes.
Tanto la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, como el fiscal general, Jeff Sessions, repitieron hoy su advertencia de que toda persona que cruce ilegalmente la frontera sur será detenida, enjuiciada y deportada, y las autoridades de Inmigración castigarán con igual dureza a los inmigrantes indocumentados al interior del país.
El objetivo, explicó el martes Nielsen, es disuadir la emigración ilegal desde Centroamérica y “proteger” a menores no acompañados de “traficantes” en la frontera sur.
Por ello, al acercarse el “Día de las Madres” el próximo domingo, muchas madres inmigrantes “sin papeles” afrontarán el dilema de refugiarse en una iglesia santuario, o exponerse a vivir en familia pero con el peligro de una inminente deportación.
Consultada por este diario, la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), dijo hoy que, para el pasado 1 de mayo, las autoridades federales tenían bajo custodia a centenares de mujeres y niños en sus instalaciones.
En el centro de detenciones de Berks, en Pensilvania, hay 43, mientras que en el de Karnes hay 582 y el sur de Texas, 2,046, dijo ICE.
Acompañados de líderes demócratas del Congreso, activistas de grupos cívicos y la comunidad de fe han programado para el resto de la semana diversos actos de protesta en varios puntos del país, y han convocado conferencias telefónicas para presionar a la opinión pública a que, a su vez, exija que el Congreso intervenga para impedir más quebranto de las familias inmigrantes.
“Me parece que la policía y los fiscales no deberían obedecer las órdenes de un supremacista blanco (Sessions), anteponiendo su voluntad a la de los estadounidenses que apoyan a un país que da la bienvenida a los inmigrantes. No es posible que tratemos a madres como criminales cuando solo buscan proteger a sus hijos”, dijo a este diario Jess Morales Rocketto, presidenta de la campaña “We Belong Together” y directora política de la Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas”.
“Como muestra de solidaridad, baste ver cómo muchos hogares abrieron sus puertas” a miembros de la reciente caravana de inmigrantes, agregó.
Afuera de una audiencia en el Senado, donde Nielsen defendió hoy la práctica de separar a las familias en la frontera sur, un grupo de activistas de “Moms Rising”, así como madres inmigrantes y estadounidenses solidarias con su causa, afirmaron que no existe justificación alguna para “arrancar a los niños de los brazos de sus madres”.
Michelle Brané, madre y directora del programa de Justicia y Derechos de los Migrantes de “Women’s Refugee Commission”, hizo hincapié en el giro “ilegal” y “cruel” que ha dado la Administración al querer bloquear la entrada de personas que huyen de la violencia y persecución, violando de paso los derechos humanos de los migrantes.
“Esto no debe ser un asunto partidista… el gobierno tiene la obligación moral de proteger a las familias, no separarlas”, dijo por su parte, Molly Hogan, una madre y activista de “Moms Rising”. “Los niños son un grupo vulnerable que merece protección, especialmente si huyen del peligro en su país, no ataques de esta Administración”.
Secándose las lágrimas, Ingrid Vaca, otra activista del grupo, afirmó que el “gobierno ya no disimula su crueldad”, pero el Congreso “tiene que escuchar estas voces”.
Previamente, durante una conferencia telefónica, activistas del grupo “Fe en Acción” también reclamaron acción del Congreso.
“En lo que se acerca el Día de las Madres, queremos levantar las historias de madres en los santuarios, y cómo las políticas migratorios injustas y crueles de esta Administración afectan sus vidas y las de sus familias”, dijo Johana Bencomo, directora de organización comunitaria de “Fe en Acción”.
En esa llamada, la hondureña Vicky Chávez dijo que lleva 97 días refugiada con sus hijas, de diez años y seis meses, respectivamente, en la “First Unitarian Church”, en Salt Lake City (Utah), a la espera de que las autoridades reabran su solicitud de asilo
“Es un poco difícil estar en santuario… a pesar de que tengo a toda mi familia en Utah, son todos residentes y ciudadanos en EEUU no puedo tener una vida normal con mis hijas”, dijo Chávez, quien salió en 2014 de Honduras huyendo de violencia doméstica y amenazas de muerte.
“Estamos pidiendo reabrir mi caso y una petición para que yo pueda salir del santuario y esperar la respuesta afuera con mi familia”, explicó.
Bencomo pidió la ayuda de la opinión pública para presionar al Congreso, al recordar que el próximo domingo, en muchos hogares inmigrantes “habrá un sinnúmero de sillas vacías, y demasiados niños echarán de menos a sus madres, abuelas y otros famiilares”.
Fuente: La Opinión.com/ Periodista María Peña