El presidente Donald Trump firmó ayer miércoles una orden para iniciar el eventual despliegue de la Guardia Nacional a la frontera con México para ayudar a la Patrulla Fronteriza en las tareas de vigilancia y responder al “aumento drástico” de actividad ilegal en la zona.
En un memorándum distribuido por la Casa Blanca, Trump enumeró los retos a la seguridad fronteriza, incluyendo el extenso contrabando de drogas e inmigrantes indocumentados y la “MS-13” que, aseguró, están aprovechando la escasa seguridad en la frontera.
Trump dio un plazo de 30 días para que los departamentos de Seguridad Nacional, Defensa y Justicia le entreguen un plan de acción y recomendaciones específicas para el despliegue militar.
Horas antes, la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen,defendió desde la sala de prensa de la Casa Blanca la decisión de Trump al señalar que la seguridad fronteriza es sinónimo de “seguridad nacional”, y que “la amenaza es real” en la zona, mientras se construye el prometido muro fronterizo.
Siguiendo el libreto de Trump, Nielsen afirmó que es hora de poner un “acabose” al incesante flujo de inmigrantes indocumentados en la frontera sur, donde las autoridades arrestan a unos 300,000 al año, y el envío de la Guardia Nacional servirá como un elemento para disuadir de inmediato los cruces ilegales.
Aunque las cifras oficiales apuntan a bajos niveles de arrestos en la frontera -señal de que también han bajado los cruces ilegales-, Nielsen afirmó que los números han comenzado a subir nuevamente.
Nielsen dijo que la Administración está en consultas con los gobiernos de la frontera sur y quiere que el despliegue, en números posiblemente similares a despliegues anteriores en 2006 y 2010, ocurra lo más pronto posible.
El despliegue “será fuerte, serán los (soldados) que sean necesarios para llenar los vacíos” en la vigilancia fronteriza y “esperamos que sea de inmediato”, prometió Nielsen.
La decisión, que también tiene que ser coordinada entre el Departamento de Seguridad Nacional, el Pentágono y otras agencias federales, se enmarca dentro de la campaña de ataques que emprendió recientemente Trump contra la presunta porosidad de la frontera y los inmigrantes indocumentados.
Salvo una encuesta reciente, Trump afronta bajos niveles de aprobación y diversas controversias políticas, pero la Administración descarta que el envío de tropas sea un señuelo para apuntalar el apoyo de su base. Lo cierto es que ambos partidos usarán el tema de inmigración como arma electoral en los comicios del próximo 6 de noviembre.
De los cuatro estados que comparten frontera con México, sólo California está bajo control demócrata, mientras que Arizona, Nuevo México y Texas están en manos republicanas.
El gobernador de Arizona, Doug Doucey, dio la bienvenida al plan militar porque, aseguró, “Washington ha ignorado este asunto durante demasiado tiempo y se necesita ayuda. Para Arizona, se trata de seguridad pública”.
Fuente: La Opinión.com