En la mañana del 14 de diciembre de 2012, Adam Lanza, de 20 años, entró a la habitación de su madre, le disparó cuatro tiros a la cabeza, robó sus armas y su auto y se dirigió a la escuela Sandy Hook.
Cuando llegó, sacó una de las armas, un rifle Bushmaster capaz de disparar 45 balas por minuto, y estrelló los primeros disparos contra un cristal cercano a la puerta del colegio.
Entró y comenzó la masacre. Murieron 20 niños, todos de entre 6 y 7 años, y seis adultos, antes de que el joven se pegara a sí mismo un disparo en la cabeza.
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Fue el peor tiroteo en una escuela primaria o secundaria de Estados Unidos y el cuarto más mortífero, hasta ahora, perpetrado por una sola persona en la historia reciente de ese país.
Cinco años después, el suceso en el pueblo de Newtown (Connecticut) deja todavía más dudas que certezas, aunque recientes revelaciones del FBI mostraron claves desconcertantes sobre lo que sucedió aquel día.
Los documentos, de más de 1.500 páginas, mostraron que Lanza había tenido el ataque en mente durante largo tiempo y que, quizás, de habérsele prestado atención a algunas señales, se hubiera podido hacer algo para detenerlo.
Primeras señales
De acuerdo con los documentos, en 2008, cuatro años antes de la masacre, un hombre reportó a la policía de Newtown una conversación en la que, afirmó, le escuchó decir a Lanza que tenía en su casa armas de asalto y que planeaba matar a su madre y a niños en la escuela Sandy Hook.
Tenía 16 años, había dejado de ir a clases desde los 9 y vivía en un estricto régimen de confinamiento autoimpuesto.
Cuando el testigo volvió a presentarse ante las autoridades, 12 días después de la matanza, repitió su declaración y lamentó que la policía local no le prestó atención: le dijeron que la madre del joven era la dueña legal de las armas y que no podían hacer nada.
Según los datos desclasificados por el FBI, Nancy Lanza coleccionaba armamento y llevó a su hijo en varias ocasiones a campeonatos de tiros y a eventos de la Asociación Nacional del Rifle para que aprendiera a disparar.
De hecho, las cinco armas y las municiones recuperadas por la policía después del tiroteo fueron obtenidas legalmente por la madre, quien fue descrita por una conocida como una "fanática de las armas".