Robin tenía 13 años cuando descubrió que era adoptado. Después le dijeron que había sido abandonado, depositado en una caja en Oxford Street, en el centro de Londres.
Hoy, de 74 años, Robin ha pasado la mayor parte de su vida preguntándose quién lo abandonó y por qué.
Pero gracias al ADN y al obstinado trabajo de detective de una de sus hijas, finalmente pudo responder esas preguntas.
Cuando Robin King descubrió que era adoptado, se escapó de su casa. Había estado husmeando en la habitación de sus padres, cuando se encontró con sus certificados de adopción en un bolso.
Huyó a la casa de un amigo y ambos emprendieron un viaje en bicicleta desde Southend, en el sureste de Inglaterra, a Londres, donde durmieron en una tienda de campaña hasta que los recogió la policía pocos días más tarde.
"La mamá de mi amigo tuvo que pagar el viaje de regreso en tren", recuerda Robin.
En su casa, nadie volvió a mencionar el tema de su adopción.
"Tenía miedo de plantearlo, ya que no quería una confrontación. Pienso que esto me afectó profundamente", dice.
Robin había sido adoptado por Fred y Elsie King y creció en una zona pobre de Woolwich, en el sur de Londres.
Acababa de finalizar la Segunda Guerra Mundial y sus primeros recuerdos eran haber jugado en las zonas donde habían explotado bombas y su madre limpiando "para los ricos" en el barrio de Charlton.
Terminó el colegio y, en sus propias palabras, "se descarrió por un tiempo". Pero en sus 20 se casó, tuvo dos hijas y se mudó a Peterborough, donde trabajó como urbanista y posteriormente como arquitecto.
"Nunca hubiera llegado hasta donde llegué sin mi familia. Realmente amo a mis dos hijas, eran las únicas personas con quienes tenía una conexión biológica", dice.
Pocos años después, Robin solicitó un pasaporte para trabajar y un funcionario de la oficina de pasaportes lo llamó. Tenía noticias sorprendentes.
"Me preguntó mi edad. Después el hombre me dijo: 'No creo que le moleste mucho saber que usted fue abandonado en la tienda Peter Robinson en Londres".
Así fue como Robin descubrió que era un expósito y que su primer nombre era Robin y el segundo Peter.
La búsqueda
Pasaron muchos años antes de que Robin hiciera esfuerzos reales para descubrir más sobre su pasado.
En 1996, cuando ya tenía 50 años, fue con su hija Michaela al Archivo Metropolitano de Londres para revisar su registro completo de adopción.
Supo que había sido encontrado frente a una tienda por departamentos, cerca de Oxford Circus, el 20 de octubre de 1943.
Era una época peligrosa en Londres. Aunque el Blitz (bombardeo alemán) había terminado, todavía seguían los ataques intermitentes de la Luftwaffe.
Solo 10 días antes, 30 toneladas de bombas habían sido lanzadas sobre la capital británica.
Su archivo mencionaba que había sido adoptado por los King cuando tenía cuatro años y medio y que le habían agradecido a las autoridades por haberles entregado "un buen niño pequeño".
Sin embargo, no había indicios de por qué lo habían abandonado. "Los esfuerzos para rastrear a cualquier familiar del niño no han sido exitosos", declaraba un documento.
Pero la hija de Robin, Lorraine, decidió continuar la búsqueda.
Durante los siguientes 20 años escribió a cada programa de televisión que conocía sobre familiares reunidos o misterios resueltos. La respuesta era siempre la misma: sin los nombres de los padres biológicos, no había nada qué hacer.
Lorraine entonces encontró al encargado de un archivo en una biblioteca que buscó en rollos de microfilme alguna mención de un expósito en periódicos antiguos.
Le escribió al Grupo Arcadia, que se había hecho cargo de la tienda Peter Robinson, para saber si había alguna mención en sus archivos.
"Solía tener momentos de inspiración cuando pensaba 'le escribiré a fulano o sutano'", cuenta Lorraine.
Entonces, el año pasado, vio un episodio del programa The One Show de la BBC que presentaba a una experta en rastrear gente llamada Cat Whiteaway.
Detective de ADN
"Le escribí a Cat explicando la situación de mi papá. Pocas semanas después me dijo que había conocido a alguien que creía podría ayudar: una detective de ADN llamada Julia Bell".
"Creo que todos merecemos saber quiénes somos realmente", afirma Julia, que se hizo cargo del caso de Robin y envió muestras de saliva a tres bases de datos de ADN comerciales: Ancestry, 23andme y Family Tree DNA.
"Teníamos muchas teorías cuando comenzamos. Mucha gente me dijo que parecía estadounidense y que pensaban que quizás yo era un bebé de algún soldado estadounidense, pero ellos no estaba en este país en 1943", cuenta Robin.
Pronto recibieron buenas noticias. Los resultados de 23andme mostraban una compatibilidad de ADN.
"Era una María de Nueva York. Pensé, 'bueno, ya está ¡lo logramos!'", explica Lorraine.
Pero no era tan sencillo. El análisis mostraba que María y Robin compartían cerca de 1% de ADN, lo que los hacía primos lejanos.
"Contactamos a Maria y ella estuvo de acuerdo en colaborar para crear un árbol genealógico completo de varias generaciones pasadas hasta sus 16avos tatarabuelos", cuenta Julia.
"Nuestro objetivo era llevar esas ramas hasta épocas recientes para tratar de encontrar un probable padre de Robin".
Tarea compleja
Para tener una idea de la escala de la tarea, si cada uno de los tatarabuelos y sus descendientes habían tenido sólo dos hijos, habría 224 personas que podrían ser el padre o la madre de Robin.
"No teníamos idea quién podría ser el ancestro compartido en el árbol genealógico. Es como el laberinto infantil en el que tienes que descubrir cuál es el camino correcto que conduce al botín de oro", explica Lorraine.
Los resultados de Ancestry sugerían que Robin tenía una fuerte conexión escocesa e irlandesa, lo cual ayudó.
Cuando sentían que se estaban acercando, miraban con más detalle para ver si algún descendiente había estado en el lugar correcto en el momento correcto.
"Trabajaba en esto todas las noches como si estuviera poseída. Cada vez que tenía un hallazgo me emocionaba y eso era un aliciente", expresa Lorraine.
Después de un año de avances y retrocesos, y varios callejones sin salida, rastrearon a una mujer llamada Agnes que había nacido en Escocia y muerto en Canadá.
"Tenía una fuerte corazonada de que ella podría ser la madre de mi papá", cuenta Lorraine, que encontró el número de teléfono del hijo de Agnes, Grant, y le llamó un sábado tarde.
"Le expliqué que estaba investigando el árbol genealógico de mi padre y le di todos los detalles. Después hubo mucho silencio".
"Me dijo: 'Esto es realmente raro porque cuando mi mamá se enfermó de Alzheimer comenzó a hablar como si hubiera tenido otro bebé y me hablaba a mi como si yo fuera ese otro bebé'".
Agnes y Douglas
Grant estuvo de acuerdo en someterse a una prueba de ADN, que Julia envió a Canadá. Lorraine sospechaba que podría ser su medio hermano, que pudo haber resultado de un affaire durante la guerra.
Pero los resultados mostraron que Grant era, de hecho, el hermano de Robin, lo que significaba que ambos tenían los mismos padres.
"Lloré cuando Julia me contó. No podía creerlo", recuerda Lorraine.
Grant explicó que los padres de Robin eran Douglas y Agnes Jones. Douglas estaba en la Fuerza Aérea Canadiense y había conocido a Agnes en Glasgow y allí se habían casado.
La pareja se mudó a Canadá cuando la guerra terminó y Douglas se graduó como psicólogo. Tuvieron otros tres hijos: Karen, que nació 14 años después de Robin, después Grant y otra hija, Peggy.
Lorraine condujo hasta la casa de Robin para darle la noticia de frente.
"Estaba un poco afectado y salió de la habitación. Después regresó y le terminé de contar todo", rememora Lorraine.
A Robin le sorprendió descubrir que sus padres se habían casado en diciembre de 1942, antes de que lo hubieran concebido.
"Si no me querían, ¿por qué no me entregaron para una adopción?", preguntó.
"Realmente no tiene sentido".
Desafortunadamente Robin no pudo obtener una respuesta. Douglas Jones murió en 1975 y Agnes en 2014.
"Siento que fue una oportunidad perdida. Pude haber viajado para conocerla", expresa Robin.
"Veo que Agnes y Douglas no encontraron una forma de hacerse cargo de un bebé durante la guerra en sus primeros años de matrimonio".
"Pero no puedo entender cómo puedes abandonar a un bebé en el centro de Londres, que era un lugar tan peligroso en esa época".
Una posibilidad
La hermana mayor de Robin, Karen, lo visitó desde Canadá hace unos meses. Ella le dijo que sus padres sí habían mencionado a un bebé anterior, pero que había nacido muerto.
Sin embargo, alrededor de esta época, Lorraine también encontró al medio hermano de Agnes, Brian, que vive en Escocia y había escuchado una historia diferente: que Agnes había tenido un bebé y lo había entregado en adopción a una pareja de la Fuerza Aérea que no podía tener hijos.
Aunque la adopción legal había sido posible desde 1926, en la década de 1940 seguía siendo común que una pareja simplemente aceptara entregar a su hijo a otra.
En septiembre de 1945, el periódico Evening Despatch citó a un funcionario médico que decía: "Más de una vez los niños han pasado de padres biológicos a padres adoptivos después de una reunión informal en una cola o en un intercambio de empleo".
Julia Bell cree que Robin pudo haber sido abandonado después de que una entrega de este tipo salió mal. Es un escenario con el que se ha topado varias veces en su trabajo como detective.
"Imagina que te has armado de valor y que nadie se presenta en el lugar de la reunión. No vas a volver con el bebé, lo tienes que dejar", dice.
Lorraine cree que esto ayudaría a explicar algunos aspectos más desconcertantes de la historia.
"Al parecer, mi abuela era una mujer encantadora, una mamá hogareña y muy agradable", dice, "lo que hace que sea difícil entender por qué haría algo así como dejar un bebé".
Además, hay un certificado de nacimiento, que revela que Robin nació el 10 de octubre en una unidad de maternidad en Winchester.
Si Agnes hubiera estado planeando dejar a su bebé en la calle, Lorraine cree que lo más probable es que hubiera dado a luz en casa, para evitar que el nacimiento fuera registrado oficialmente.
Un testigo
Otros detalles siguen siendo desconcertantes. Uno de ellos es que la pareja registró el nacimiento del bebé dos semanas después de abandonarlo, y proporcionó detalles como el número de servicio de su padre.
"Hubiera pensado que pondrían la menor cantidad de información posible", dice Lorraine.
También le pusieron nombres familiares: Brian, por el medio hermano de Agnes; y Douglas, por su padre.
Así que aunque Robin y Lorraine finalmente habían encontrado a su familia, todavía estaban desesperados por encontrar a alguien que pudiera contarles sobre el día del abandono.
Hicieron un anuncio en el programa de la BBC Jeremy Vine, que se transmite por Radio 2.
"Pensamos que alguien podría haber escuchado a un familiar contar sobre el hallazgo de un bebé en Londres durante la guerra", dice Lorraine. "Pero lamentablemente nuestra búsqueda no condujo a nada".
Sin embargo, la BBC pudo completar otra pieza del rompecabezas, pues el número 200 de Oxford Street, que formaba parte de los grandes almacenes de Peter Robinson, había sido adquirido por el Servicio Mundial de la BBC en 1941.
El personal, incluido el escritor George Orwell, hizo transmisiones de radio regulares desde el edificio durante la guerra.
Trevor Hill, de 92 años, era un ingeniero de programa en esa época.
Cuando se le preguntó si recordaba a un bebé abandonado allí durante la guerra, sorprendentemente dijo que sí: un bebé envuelto en una manta, en una caja, cerca de la entrada principal.
"Trabajé en 200 Oxford Street y recuerdo al bebé en la caja", dice.
"Cuando vi la caja, me preocupé un poco, porque no se nos permitía dejar paquetes ni nada por motivos seguridad", recuerda.
Un par de guardias de seguridad fueron a revisarla y descubrieron a Robin adentro.
"Me imagino que llevaron al bebé adentro", dice Trevor.
"Pensamos que la casa del niño podía haber sido bombardeada y que la madre lo había dejado a causa de la desesperación. Era típico durante la guerra", añade.
Recientemente, Robin y Trevor se encontraron cerca del lugar donde sus caminos se habían cruzado casi 74 años antes.
Ahora esta esquina es una sucursal de Urban Outfitters.
"Ha sido una experiencia increíble encontrar a alguien que me haya visto en ese momento de la vida", dice Robin.
Los dos hombres planean intercambiar tarjetas de Navidad en 2017.
Y hace unas semanas, Lorraine recibió otra información sorprendente de Canadá: una copia del historial de guerra del padre de Robin.
El documento revela que en octubre de 1943, Douglas estuvo de permiso por una semana antes del nacimiento de Robin, el 10 de octubre, y por cuatro días después de este.
Sin embargo, su archivo indica que ya había vuelto al trabajo cuando Robin fue encontrado abandonado el miércoles 20 de octubre.
Aunque también sugiere que estaba presente el día que Robin fue registrado como Brian Jones, pues estuvo libre del 5 al 7 de noviembre y Brian fue registrado el día 6.
Lorraine y Robin saben que cada vez tienen menos pistas que seguir. Están esperando la apertura de un segundo archivo sobre su adopción, pero Robin no cree que eso vaya a develar el misterio de su abandono.
Creen que la teoría de Julia Bell sobre la adopción informal que salió mal puede ser correcta. Pero tampoco descartan que Douglas lo haya abandonado deliberadamente en la BBC mientras le contaba a familiares y amigos que lo había entregado en adopción. Es difícil estar seguros.
Lorraine y Robin, sin embargo, han encontrado cuando menos algunas respuestas.
"Haber averiguado cuál habría sido el verdadero nombre de mi papá y donde nació significa mucho para mí", dice Lorraine.
De hecho, resulta que Robin siempre había celebrado su cumpleaños demasiado pronto, los 6 de octubre, cuando en realidad nació el 10.
Pero aunque él todavía no ha decidido qué fecha usará en el futuro, no planea cambiarse el nombre a Brian Douglas Jones.
En lo que tienen que ver con su nacionalidad, ya está acostumbrado a la idea de no ser inglés, pues siempre asumió que era mitad escocés mitad canadiense.
"Me alegra que hayamos hecho todo esto", dice.
"Es increíble lo que Lorraine logró hacer a pura prueba y error. Aunque hay ciertas cosas sobre mi pasado que nunca voy a saber".