En lugar de "no nos sometas a la tentación", como aparece actualmente en la versión en francés de esta oración, se escuchará desde este fin de semana en las iglesias "no nos dejes caer en la tentación", como en castellano, lo que transfiere la carga del pecado a los hombres.
La versión actual de la oración en francés fue adoptada en 1966, como resultado de un compromiso ecuménico tras el Concilio Vaticano II, pero no convencía a todos.
¿Puede Dios someter a sus hijos a la tentación, un dominio reservado al diablo? El teólogo protestante Jacques Ellul consideraba esta tesis absurda, mientras que otros creyentes, especialmente católicos, consideraban esta suposición casi blasfematoria.
"La traducción no era errónea, pero la interpretación era ambigua", comentó por su parte monseñor Guy de Kerimel, presidente de la comisión episcopal para la liturgia en la Conferencia de Obispos de Francia (CEF).
Pero la nueva versión ha levantado también algunas críticas. Para el Consejo Nacional de Evangélicos de Francia (CNEF), el nuevo texto elimina la idea de que el Creador "sería responsable de la tentación, pero socava la soberanía de Dios".
La Iglesia espera no obstante que este cambio sea una "ocasión para que los cristianos se reapropien" el Padre Nuestro.